Estados Unidos informó que se registró una nueva explosión en las proximidades del aeropuerto de Kabul, Afganistán, donde se han registrado al menos 13 muertos mientras las evacuaciones prosiguen a toda velocidad. 

“Podemos confirmar una explosión fuera del aeropuerto de Kabul”, tuiteó en Washington el portavoz del Pentágono, John Kirby. El Pentágono confirmó poco después que había víctimas.

“A todos nuestros amigos afganos: si están cerca de las puertas del aeropuerto, aléjense a toda prisa y pónganse a resguardo. Una segunda explosión es posible”, tuiteó igualmente el embajador francés en Afganistán, David Martinon.

Funcionarios de Estados Unidos y de países aliados habían advertido horas antes de que habían recibido información de inteligencia sobre la posibilidad inminente de ataques suicidas en las inmediaciones del aeropuerto, la única puerta de salida del país.

Carrera contra el reloj

A pesar de la situación caótica en el aeropuerto, 88,000 personas han podido ser evacuadas desde la puesta en marcha de este puente aéreo el 14 de agosto, la víspera de la entrada de los talibanes a Kabul.

La multitud congregada en el aeropuerto ha provocado escenas de caos y hubo al menos ocho fallecidos. Algunos afganos que esperan, agolpados a puertas del aeropuerto, tienen pasaportes o visas extranjeras o reúnen las condiciones para viajar, pero la mayoría no.

Varios países habían solicitado en vano aplazar la retirada de Afganistán hasta terminar la evacuación de todos los extranjeros y afganos bajo su protección. De hecho, las evacuaciones terminarán antes incluso, para que Estados Unidos pueda repatriar todo su dispositivo militar que está protegiendo el aeropuerto.

El primer ministro francés Jean Castex anunció la interrupción de esta operación el viernes por la noche, una fecha límite “impuesta por los estadounidenses” según una fuente gubernamental.

La amenaza del Estado Islámico 

En una cumbre telemática del G7 el martes, Biden evocó la “aguda” amenaza terrorista de la rama regional del grupo yihadista Estado Islámico (EI), responsable de algunos de los ataques más mortíferos en Afganistán y Pakistán en los últimos años.

Sunitas radicales como los talibanes, pero a la vez rivales de estos, el EI ha masacrado a civiles en mezquitas, santuarios, plazas y hasta hospitales, y ha tomado como blanco a musulmanes de facciones que considera herejes, incluidos los chiitas.

Cuando EU y los talibanes cerraron en 2020 el acuerdo que trazaba las líneas de la retirada de las tropas extranjeras, el EI los acusó de abandonar la causa yihadista. Y mientras varios grupos yihadistas los felicitaron tras la toma de Kabul, el EI todavía no lo ha hecho.

En su retorno al poder, los talibanes prometieron un cambio respecto al régimen impuesto entre 1996 y 2001, en el que se aplicó una interpretación muy rigurosa y radical de la ley islámica.

Aunque se opusieron radicalmente a extender el plazo para evacuación, los talibanes se comprometieron a dejar salir a los extranjeros y los afganos en situación de riesgo a partir del 31 de agosto.