El proyecto de vacunas contra COVID-19, el gobierno de Donald Trump recluta científicos en Sudáfrica y países de América Latina para que colaboren en ensayos clínicos respaldados por Estados Unidos, con la promesa de facilitar el acceso a cualquier producto que tenga éxito.
Moncef Slaoui, un exejecutivo farmacéutico que dirige la Operación Warp Speed, una colaboración multimillonaria en Estados Unidos entre el gobierno federal y los fabricantes de medicamentos, se comprometió con científicos internacionales a finales del mes pasado, revelaron a Reuters dos fuentes familiarizadas con el asunto.
En tanto, investigadores de Sudáfrica, México, Brasil, Perú y Argentina están en conversaciones para unirse a sus contrapartes estadounidenses en la realización de ensayos a gran escala en humanos de una vacuna experimental de Johnson & Johnson a partir del próximo mes, según algunos funcionarios del gobierno y científicos cercanos.
Hasta ahora, el gobierno de Estados Unidos ha comprometido casi 11,000 millones de dólares para financiar el desarrollo, las pruebas, la fabricación y el almacenamiento de cientos de millones de dosis de la vacuna COVID-19.
Además de J&J, los fabricantes de medicamentos que trabajan en ello incluyen a Moderna, Novavax y AstraZeneca para coordinar los ensayos clínicos a gran escala o la fase 3.
Mientras se busca reclutar a decenas de miles de voluntarios, los científicos involucrados dicen que tiene sentido probar las vacunas para comprobar su seguridad y eficacia en diversas poblaciones, incluso en otras naciones.
Sin embargo, todavía no está claro qué compromisos específicos, si es que hay alguno, con Sudáfrica y los países latinoamericanos, aunque la ventaja de trabajar con la Operación Warp Speed, que respalda al menos media docena de posibles vacunas, es que aumenta las posibilidades de que los socios internacionales reciban un producto eficaz.
El presidente Donald Trump planteó la posibilidad de compartir el suministro de vacunas de los Estados Unidos cuando anunció la formación de la Operación Warp Speed en mayo, sin dar detalles.
A principios del mes de agosto, el Secretario de Salud y Servicios Humanos (HHS), Alex Azar, dijo que cualquier vacuna de Estados Unidos para el COVID-19 ‘se compartiría equitativamente’ en todo el mundo, después de que se satisfagan las necesidades locales.
Los científicos internacionales que se preparan para participar han trabajado con investigadores de vacunas de Estados Unidos durante años y quieren garantías de que sus países tendrán acceso a la imnuzicación de la Operación Velocidad Warp.
Existe la preocupación de los sitios internacionales de que nos estemos esforzando y contribuyendo al esfuerzo de la vacuna, y no queremos estar en una posición en la que estas vacunas estén disponibles y nuestros países no puedan obtenerlas
Glenda Gray, presidenta y directora ejecutiva del Consejo de Investigación Médica de Sudáfrica
La doctora está preparando sitios para probar la vacuna desarrollada de la división Janssen de J&J.
Una portavoz del HHS, que ayuda a supervisar la Operación Warp Speed, no respondió a las preguntas sobre el trabajo del proyecto con países concretos, pero confirmó que Slaoui se ha comprometido a garantizar que los socios internacionales tengan acceso a las vacunas.
En un comunicado, la unidad de Janssen de J&J dijo que varios países están buscando la aprobación normativa para realizar un ensayo de su vacuna, aunque no pudo confirmar los sitios individuales.
Necesidad global
El Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH) y la Warp Speed están considerando la posibilidad de una cumbre científica este verano para discutir cómo se podrían distribuir las vacunas COVID-19 que han tenido éxito, tanto a nacional como mundial, dijeron las fuentes.
Países como Brasil y México, focos de contagio del virus, están cerrando acuerdos por su parte, los cuales prometen suministrar las vacunas después de realizar las pruebas clínicas.
Múltiples compañías farmacéuticas y países, incluyendo China, también están cortejando a socios internacionales. Sudáfrica y Brasil, por ejemplo, han desarrollado infraestructuras médicas para pruebas clínicas. Tienen la posibilidad de elegir entre varios socios y la oportunidad de procurar el acceso a las vacunas a cambio.
Con la explosión de casos de coronavirus en América Latina, los países de esa región también están anunciando acuerdos con fabricantes de medicamentos, algunos de los cuales participan en la Operación Warp Speed.
Además, están planeando participar en la investigación de vacunas respaldada por China y otros países.
México anunció el martes que proveería sitios de prueba para las vacunas desarrolladas por J&J, así como para las compañías chinas CanSino Biologics Inc y Walvax Biotechnology Co Ltd.
Además, confirmó el acuerdo entre AstraZeneca y Fundación Slim que adelantó el presidente argentino Alberto Fernández para producir la vacuna potencial contra el COVID-19.
Por su parte el instituto de investigación médica de Brasil, Fiocruz, está en conversaciones para unirse al ensayo de J&J, dijo a Reuters, Marco Krieger, vicepresidente del instituto financiado por el gobierno federal, aunque aún no se ha asegurado el acceso a la vacuna.