Mientras los diputados en México se alistan a discutir si aprueban una iniciativa para modificar el etiquetado en alimentos y bebidas no alcohólicas, un estudio muestra que Estados Unidos se podría ahorrar hasta 31,000 millones de dólares solo con incluir información sobre azúcar añadida.
La iniciativa aprobada por la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados obligaría a las empresas a sustituir todas las etiquetas de sus productos por unas que contengan información nutrimental clara y sencilla y que muestren el contenido calórico y de sodio al público.
Las nuevas reglas impulsadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EU (FDA, por sus siglas en inglés) fueron anunciadas en 2016 para entrar en vigor a mediados de 2018, pero el plazo se extendió hasta el inicio de 2020 para empresas con ventas de más de 10 millones de dólares y hasta 2021 para compañías de menor tamaño.
Además de información sobre el azúcar añadida a los alimentos, las nuevas etiquetas incluirán una lista actualizada de minerales y vitaminas y tamaños de porciones más acordes con lo que la gente realmente consume.
Por ejemplo, una lata de refresco deberá contarse como una sola porción, pues la gente generalmente bebe todo el contenido, y mostrar la información nutricional total.
Investigadores de la Universidad de Tufts, en Boston, estimaron el impacto en costos de la medida a lo largo de un periodo de 20 años, para estimar si reducirían el consumo de alimentos y bebidos altos en azúcar y ayudarían a recortar el gasto en servicios de salud por padecimientos relacionados con la obesidad, que actualmente asciende a 190,000 millones de dólares en Estados Unidos, es decir, 21% del gasto total.
Según sus cálculos, incluir la información de azúcar añadida a las etiquetas ayudaría a prevenir más de 354,000 casos de enfermedades cardiovasculares y 600,000 casos de diabetes tipo 2 y conllevaría ahorros de 31,000 millones de dólares en el gasto en salud.
Renata Mich, profesora investigadora asociada en Tufts, destacó que la nueva medida podría empujar a los fabricantes a realizar modificaciones para reducir los niveles de azúcar en sus productos, tal como ocurrió con las grasas trans después de que se incluyó esa información en las etiquetas.
Si la reformulación de productos ocurre, el ahorro en gastos en salud aumentaría a 57,600 millones de dólares, se evitarían 700,000 casos de enfermedades cardiovasculares y 1.2 millones de casos de diabetes tipo 2.
Estudios previos han concluido que cuando los consumidores ven información sobre salud en las etiquetas, reducen su consumo de calorías en 6.6% y de grasa en 10.6%.
Actualmente, cerca de 40% de los adultos estadounidenses son obesos, mientras que en México alrededor de un tercio de la población mayor de 18 años entra en esta categoría.