Japón se prepara para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 organizando otro importante y complejo evento deportivo que ya les ha dado un par de dolores de cabeza en apenas siete días: el mundial de rugby.

El país asiático no es uno de los mercados tradicionales del rugby, pero la victoria de su equipo contra Sudáfrica en la edición del mundial de 2015 detonó un interés nacional en el deporte, por lo que la apuesta de la Asociación Mundial de Rugby de otorgarles la sede seguramente rendirá frutos.

Ahora, durante seis semanas, Japón es el anfitrión de aficionados ingleses, galeses, escoceses, irlandeses, australianos, neozelandeses y sudafricanos, grupo al que el Wall Street Journal ha apodado “los fans que más beben en el mundo”.

“La ciudad de Kobe, Japón estaba tan preocupada por quedarse sin cerveza para los aficionados extranjeros de rugby que le pidió a los bares y restaurantes que prepararan cuatro a cinco veces más cerveza de lo normal. Aún así puede que no sea suficiente”, publicó en Twitter el reportero del diario estadounidense Joshua Robinson.

Una tercera parte de los boletos vendidos fueron destinados a aficionados extranjeros, que se espera que beban hasta cuatro veces más cerveza que los japoneses. En preparación, la cadena de bares Hub Co. Ohta, surtió sus sucursales con hasta siete veces más inventario de lo normal. Sus acciones subieron 8.3% antes del inicio de la copa del mundo.

Otros bares han anunciado un aumento de inventario de hasta 1,000%, además, los gobiernos locales se han aliado con dueños de bares para establecer “bares de emergencia” en las calles de las ciudades sede.

Heineken, por su parte, se alió con la marca local Kirin Holdings Co. para elaborar en Japón la única cerveza disponible en el evento, aumentando más de 200% la disponibilidad de cerveza nacional. Además, ambas marcas han trabajado en un complejo sistema de distribución de cerveza, que incluye camiones y botes, para garantizar que los estadios no se “secarán”.

“El comité organizador de la Copa del Mundo de Rugby prevé que se consuman hasta 100,000 vasos de 350 ml. de cerveza por partido, sólo al interior de los estadios”, destacó The Japan Times.

Estos elaborados planes están justificados por una preocupación real: en 2017, un partido de exhibición entre Japón y Australia se quedó sin cerveza al medio tiempo. Además, los bares alrededor del estadio se quedaron sin cerveza antes de que comenzara el partido. Sin embargo, el primer dolor de cabeza de este mundial llegó en otra área a la que se le había prestado menos atención: la comida.

En estadios de rugby australianos y europeos, los asistentes son libres de traer comida empaquetada y bebidas no-alcohólicas, sin embargo, Japón decidió prohibir estos productos de forma controversial, lo que complicó la logística del evento.

Después de solo tres días de partidos, la organización tuvo que levantar la prohibición y admitir que sus estadios se estaban enfrentando a filas muy largas y una demanda de comida más alta de lo previsto.

El mundial también está sirviendo como un programa piloto para algunos elementos que serán usados en los Juegos Olímpicos, como el reconocimiento facial. Durante la copa del mundo, el reconocimiento facial será utilizado para acreditar la entrada de periodistas sin necesidad de credenciales, el próximo año la tecnología también será utilizada por atletas, staff y oficiales.

Se espera que la copa del mundo atraiga a 400,000 visitantes y genere un impacto directo en la economía japonesa de 1,000 millones de dólares. La Asociación Mundial de Rugby espera ganar 360 millones de libras esterlinas (unos 440 millones de dólares), 30 millones de libras más que en 2015, aunque la ganancia neta será menor debido a los costos logísticos de organizar el evento en Asia.