El confinamiento por el coronavirus le costó al Reino Unido una quinta parte de su PIB en abril, según datos oficiales difundidos este viernes, pero la economía británica podría empezar a recuperarse con la flexibilización de las restricciones.

Durante el cuarto mes del año, el Producto Interno Bruto (PIB) británico cayó 20.4% respecto al mes anterior, anunció la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS).

Dicho dato representa una caída récord que se suma a la contracción del 5.8% registrada en marzo.

Abril fue el primer mes completo de confinamiento, que se inició el 23 de marzo y prácticamente paralizó la actividad económica del país, el segundo más castigado del mundo por la pandemia, con más de 41,000 fallecimientos por COVID-19.

El retroceso del PIB en abril es el más fuerte que jamás ha registrado el Reino Unido, más de tres veces que el mes anterior y casi 10 veces más que la caída más marcada antes del COVID-19. En abril, la economía se ha contraído alrededor de 25% comparado con febrero,

señaló Jonathan Athow, estadístico de la ONS.

En opinión de Andrew Wishart, economistas de la firma Capital Economics, el golpe económico para el país es mayor que en la Gran Depresión de 1929 y la crisis financiera global de 2008.

Pero el Reino Unido está levantando progresivamente las restricciones impuestas para contener la propagación del coronavirus y la mayoría de comercios, -excepto pubs, restaurantes, hoteles o salones de peluquería- podrán volver a abrir sus puertas a partir del lunes en Inglaterra.

Dado que el confinamiento comenzó a relajarse en mayo, abril marcará un punto mínimo para el PIB. Hemos pasado lo peor,

señala Wishart.

Sin embargo, advierte, “la recuperación llevará tiempo, ya que las restricciones se levantarán lentamente y las empresas y los consumidores seguirán siendo cautelosos”.

Reino Unido hacia la recesión

Tras un retroceso del PIB del 2% en el primer trimestre de este año respecto al cuarto de 2019, el país se prepara para entrar en una profunda recesión: la economía podría caer 35% en el segundo trimestre según la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR), organismo público a cargo de las previsiones gubernamentales.

Pese a los esfuerzos del gobierno para preservar el empleo, al curbrir el 80% del salario de los empleados que no fueron despedidos, el parón económico ha provocado una avalancha de supresiones de puestos de trabajo.

Desde el deprimido sector del transporte aéreo hasta los fabricantes de automóviles, se suceden casi a diario los anuncios de recortes de plantillas por decenas de miles en las empresas del país.

El gobierno de Jhonson ha tomado además otras medidas para intentar amortiguar el choque, como multimillonarios préstamos garantizados para unas empresas que tal vez no estén en condiciones de devolverlos.

Y aunque los economistas prevean una reactivación de la actividad a partir del segundo semestre se desconoce cuál será su alcance: el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, llamó recientemente a la prudencia y advirtió de que los próximos meses serán difíciles.

Una situación que puede verse agravada cuando el 31 de diciembre termine el periodo del transición postbrexit, lo que implicará la salida efectiva del Reino Unido de la Unión Europea.

El país abandonó oficialmente el bloque el 31 de enero, pero poco ha cambiado de momento, mientras Londres y Bruselas negocian un acuerdo de libre comercio que debe regir su futura relación y de momento se encuentra estancado.

El periodo de transición que expira a finales de año puede ser ampliado hasta 2022, pero el gobierno de Boris Johnson se niega a ello reavivando el temor de una ruptura brutal en poco más de seis meses.