Hace casi dos años, en septiembre de 2017, el ex fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions anunció que el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) sería suspendido por órdenes de Donald Trump.
Tras múltiples acciones legales incluso de gobiernos locales, la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos anunció la semana pasada que se prepara para escuchar el caso y eventualmente tomar una decisión sobre la constitucionalidad de la suspensión del programa.
Especialistas coinciden en que una decisión favorable a Trump podría darle una moneda de cambio política de mucho peso.
(Una decisión favorable) le dará mucho poder de negociación a Trump para reformar las leyes de inmigración de Estados Unidos y transferir fondos para construir el muro en la frontera. La idea es que Trump ofrecerá la posibilidad de que los dreamers puedan acceder a residencia legal y eventualmente a la ciudadanía, a cambio de lo que él quiere
Matthew Lorenzen, Investigador del Instituto de Geografía de la UNAM
El proceso comenzará después del actual periodo vacacional de la corte, por lo que se espera que el fallo se dé alrededor de octubre del próximo año, justo durante el último tramo de las campañas presidenciales.
Los dreamers cuentan con respaldo popular en Estados Unidos, lo que haría más fácil que los demócratas cedieran ante las demandas del presidente. El riesgo, explicó Lorenzen, está en que esto le daría la posibilidad a Trump de decir que fue duro con la migración, pero compasivo con los dreamers lo que sería una victoria importante.
Si esta negociación política no se consiguiera, alrededor de 800,000 dreamers estarían en riesgo de ser deportados, entre ellos 548,000 mexicanos. Sin embargo, de acuerdo con Roberto Hernández, Internacionalista y académico de la UNAM, estos mexicanos están muy asimilados a la vida estadounidense y cuentan con educación de aquél país, por lo que preferirían mudarse a Canadá que regresar a México, lo que mantendría estable la situación de nuestro país.
Esta falta de consecuencias podría motivar a la administración de López Obrador a evitar cualquier clase de conflicto con el gobierno estadounidense.
Yo creo que no generaría un problema diplomático, porque ya vimos que el presidente López Obrador ‘no traga lumbre’. Se puede enfrentar con muchos otros, pero está claro que con la administración del Presidente Trump, no. Me parece complicado que se convierta en una diferencia mayúscula
Roberto Hernández, Internacionalista y académico de la UNAM
Para Estados Unidos, la deportación de la totalidad de dreamers resulta imposible, y además significaría un número que palidece frente a los 1,100,000 inmigrantes ilegales que esperaban para este año.
Como política migratoria, los expertos consideraron que la suspensión de DACA tendría pocas consecuencias importantes: su implementación tuvo un efecto menor en el flujo migratorio, por lo que seguramente su erradicación sufriría la misma suerte.
En este sentido, Estados Unidos estaría confiando en mantener una buena relación con el Gobierno mexicano, pues las más de 23,000 detenciones a migrantes en México durante el mes pasado se han convertido rápidamente en el mejor disuasor de la migración.
Si el eventual fallo de la Suprema Corte será positivo o negativo es una incógnita. Los votos de Brett Kavanaugh y Gorsuch (los dos magistrados más recientes) han sido sorpresivamente distintos entre sí en varios casos, tanto que FiveThirtyEight ha alertado el posible inicio de una era con “tres votos decisivos en vez de uno”.
La suprema corte cuenta con una mayoría conservadora de cinco a cuatro, sin embargo, esta ha tenido resultados contradictorios: votó de forma conservadora en contra del rediseño de condados electorales, pero de forma liberal en contra de la inclusión de la pregunta de ciudadanía en el censo 2020.