La resistencia de la administración de Trump a impulsar temas ambientales y de energías renovables, aunado al establecimiento de metas tangibles por parte de China, ha provocado un panorama complicado para el gobierno de Biden, que tendrá que trabajar a marchas forzadas para que Estados Unidos recupere su lugar como líder moral de la transición energética mundial. Las economías en desarrollo estarán pendientes del resultado de esta disputa.

“Lo que estamos viendo en términos de geopolítica es que Estados Unidos vuelve a tomar el asiento que tenía para intentar dirigir de nuevo todo el tema. Trump dio mucha libertad de movimiento a China, que se posicionó como el líder”, explicó Andrea Arias, consultora del sector. “La competencia que viene es en la transición energética y en la llegada de nuevos participantes al mercado o la llegada a nuevos mercados con tecnología de vanguardia”.

China había esperado mucho tiempo para establecerse como un líder en el movimiento de transición energética, pues estableció su primer programa nacional de cambio climático en 2007, y comenzó a dar mayor importancia al tema en 2012, cuando estableció metas tangibles para disminuir sus emisiones.

El 2021 verá la entrada del plan quinquenal número 14 del gobierno chino, que incluirá temas como la captura y uso del carbono. Arias recordó que el gobierno ha estado trabajando con empresas estatales para establecer programas piloto que les permitirán calcular factibilidad y costos.

“China tiene la liquidez para invertir en modificar su matriz energética de forma muy agresiva”, destacó. México, debido a sus condiciones para la generación renovable, podría ser uno de los países que menos está aprovechando esta ola de energía limpia.

“Todas las grandes economías del mundo están volteando a las renovables no solo por el acuerdo de París, sino porque hace sentido económico. Según datos de Fresh Energy, en este momento deberíamos estar licitando unos 3,500 MW de capacidad renovable”, reveló Víctor Ramírez, analista del sector. “La cantidad de empleos y de inversión que estamos dejando ir debe estar por ahí de los 4,000 millones de dólares anuales”.

En este escenario, México se aleja cada vez más de sus metas del Acuerdo de París, y está abierto a que otros países establezcan penalizaciones al comercio con México, explicó Ramírez.

Además, los costos de energía en nuestro país están basados en el costo de combustibles, por lo que tienden a la alza, mientras que los costos en otros países que han aumentado su capacidad renovable tienden a la baja.

Arias advirtió que la planeación abstracta aún tiene que enfrentarse a la realidad de una implementación, que es donde puede haber tropiezos, y destacó que la transición será lenta y que los países petroleros aún serán capaces de acceder a inversiones extranjeras en el largo plazo. Además, la transición no significa la desaparición de combustibles fósiles, sino su uso solamente para dar fortaleza a la matriz energética.