Entre presiones y renuncias, los negociadores de la Unión Europea (UE) y del Reino Unido acordaron conjuntamente una declaración política que establece las aspiraciones de ambos en su futura relación tras el Brexit.
Las autoridades europeas dijeron que había un sólido consenso respecto a que las cuestiones pendientes no deberían retrasar un acuerdo final el domingo, mientras los otros 27 gobiernos revisan el nuevo documento.
La principal interrogante es si se puede convencer a España, que ve el Brexit como una oportunidad para sumar el apoyo de la UE a su campaña de 300 años para reclamar el territorio británico de Gibraltar, de que siga siendo paciente.
Antes de iniciar las negociaciones del Brexit en junio de 2017, Madrid consiguió el compromiso de sus socios europeos de que “cualquier acuerdo entre la UE y el Reino Unido no se aplicará en el territorio de Gibraltar” sin su consentimiento.
Pero este compromiso desapareció del difícil acuerdo obtenido entre Bruselas y Londres la semana pasada sobre la salida del Reino Unido de la UE.
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Irlanda
Como un asunto importante para la primera ministra británica, Theresa May, el documento destaca la “determinación” de ambas partes de sustituir la controvertida solución de último recurso para evitar una frontera para bienes entre Irlanda y la británica Irlanda del Norte.
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Comercio
Tanto Reino Unido como la UE están de acuerdo en buscar una “zona de libre comercio que combine una profunda cooperación en materia de reglamentación y aduanas”.
En lo que será visto como una victoria para la mayoría de las empresas, ambos prometen “construir sobre el territorio aduanero único”, es decir, una asociación sin aranceles ni otros derechos en la frontera.
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Regulación
Al tiempo que preservan su autonomía reglamentaria, ambas partes acuerdan evitar barreras innecesarias para las empresas y que las normas sean compatibles “en la medida de lo posible”.
Este será un aspecto muy vigilado del acuerdo, ya que muchas empresas británicas están deseosas de que no se produzca ninguna interrupción importante a causa de las grandes exigencias regulatorias de la UE.
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Servicios financieros
Para sorpresa de muchos, los lazos que unirán la City de Londres -una capital financiera global- con Europa después del Brexit están muy avanzados, con Reino Unido aceptando un papel menor.
Reino Unido buscará acuerdos similares a los que Wall Street y Japón mantienen con el bloque. Conocidos como regímenes de equivalencia, estas relaciones a distancia permiten a los servicios financieros de terceros países hacer negocios en la UE, bajo algunas condiciones.
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Migración
La libre circulación de europeos en Reino Unido fue una de las principales motivaciones de la victoria del Brexit en el referéndum en 2016. El texto señala que este principio “ya no se aplicará” en ningún sentido. Proporcionarán viajes sin visado, pero sólo para visitas de corta duración.
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Política exterior y defensa
La declaración prevé una estrecha cooperación entre el Reino Unido y la UE, respetando al mismo tiempo su derecho a seguir su propio camino en función de sus intereses estratégicos y de seguridad.
Con el Brexit, la UE pierde una de sus principales potencias militares y la declaración abre el camino para que participe en proyectos europeos de defensa, incluidos los financiados por Fondo Europeo de Defensa.
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Seguridad
En la lucha contra el crimen, acordaron establecer mecanismos para compartir información sobre el ADN, las huellas dactilares y los datos de matriculación de vehículos y “considerar la posibilidad de adoptar nuevas medidas” para intercambiar información sobre sospechosos y desaparecidos.
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