El gobierno brasileño anunció que propondrá una ley que permita la instalación de cámaras chinas con capacidad para obtener reconocimiento facial con el fin de crear un sistema de prevención de crimen.

De ser aprobada, la ley permitiría que éstas cámaras fueran colocadas en espacios públicos, incluidas estaciones de tren y metro, aeropuertos, y específicamente, en vecindarios con altos niveles de violencia.

Las autoridades brasileñas presentarán la iniciativa en Febrero y, de ser aprobada, comenzar a instalar las cámaras en Río de Janeiro, la capital, inmediatamente después. El argumento gubernamental señala que esta medida ayudará a prevenir actos delictivos y a la pronta localización de sospechosos.  

¿Violación a la privacidad?

Esta tecnología ya es utilizada en China, donde ya se instalaron 170 millones de cámaras y 400 millones más están a la espera de ser colocadas. La información de las autoridades del país asiático disponible en bases de datos gubernamentales ya otorga asociaciones faciales con lo que se recoge en las calles a través de estos dispositivos.

Sin embargo, esta medida de invasión a la privacidad en un régimen comunista es más entendible que en una democracia como la de Brasil, cuya nueva administración federal ha sido criticada por sus fuertes tendencias conservadoras de ultra derecha.

Este monitoreo constante registra los espacios públicos,para verificar género, edad, automóvil y otros datos de las personas que encuadran, mientras que arroja contenido asociado al identificado, como pago de impuestos y empleo.

De acuerdo con el coordinador del programa de Derecho Digital del Instituto de Investigación y Educación de Sao Paolo, es necesario monitorear a la sociedad y actualizar la legislación para evitar abusos en el uso de este tipo de herramientas.