El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, presentó un proyecto de reforma al sistema de jubilaciones que establece una edad mínima de 62 años para las mujeres y 65 para hombres y que proyecta un ahorro de 1,160 billones de reales (270,000 millones de dólares) para los próximos 10 años.
El proyecto determina que los brasileños que quieran jubilarse con una pensión completa deberán contribuir durante 40 años con el sistema, y aumenta de 15 a 20 años el tiempo de contribución para recibir el beneficio mínimo.
Además ofrece a los trabajadores la opción de cambiar sus contribuciones a cuentas de inversión individuales administradas por entidades públicas o privadas que serán supervisadas por un regulador, opción que incluiría un pago mensual garantizado igual al salario mínimo de Brasil para proteger a los jubilados que no pudieron contribuir lo suficiente por su cuenta.
Brasil es actualmente uno de los pocos países que no exige una edad mínima para el retiro laboral. El régimen actual permite jubilarse a las mujeres que cotizaron durante 30 años y a los hombres que lo hicieron durante 35, sin una edad mínima, aunque el monto del beneficio mejora para quienes prolongan su vida laboral.
El proyecto es acorde a las expectativas de los mercados, sin embargo, estos reaccionaron con cautela después de un momento de entusiasmo que llevó a la Bolsa de Sao Paulo a subir casi 1% y reforzó el real frente al dólar. A inicios de la tarde, el índice Ibovespa subía 0.15% después de haber operado brevemente en negativo y el dólar se negociaba en niveles similares a los de la víspera.
“(la propuesta) Todavía no da para evaluar si es positiva o no. Se trata del inicio de las discusiones”, dijo a AFP el economista de la consultora Austin Rating, Alex Agostini.
La consultora británica Capital Economics coincidió en que se trata de un plan “ambicioso”, pero advirtió que “los antecedentes sugieren que el proceso legislativo podría tomar tiempo” y que al final, el proyecto podría salir “diluido” respecto a su formato actual.
La reacción
Cerca de 1,000 personas se manifestaron por la mañana contra el proyecto en el centro de Sao Paulo, convocados por los principales sindicatos del país que denuncian una tentativa de poner un “fin a la Previsión Social en Brasil”.
“Haremos asambleas en las fábricas para explicar a los trabajadores que (…) si no nos unimos para rechazar esta propuesta, tendremos que trabajar hasta morir, no podremos jubilarnos”, aseguró el miembro de la Central Única de Trabajadores (CUT), de 38 años, Walmir de Morais.
“Una reforma que apunta a ahorrar entre 500 mil millones de reales y 700 mil millones de reales no resolverá todos los problemas del sistema de pensiones de Brasil, pero sería un paso positivo hacia adelante”, según el economista de Goldman Sachs en Nueva York, Alberto Ramos.
La urgencia de reformar el sistema jubilatorio en un país en proceso de envejecimiento es consenso inclusive entre algunos sectores de la oposición.
En 2018, 9.2% de los 209 millones de brasileños tenía más de 65 años. En 2060, serán 25.5%, según proyecciones oficiales.
Con información de AFP