Poco después de comparar a las agencias de inteligencia de Estados Unidos con los nazis, Donald Trump intentó mejorar sus relaciones en su primer día como presidente.
El 1 de enero del 2017, parado junto al muro de mármol de la sede de la CIA para rendir honores a los agentes muertos en servicio, Trump prometió respaldo a los servicios de espionaje antes de seguir con un discurso cargado de declaraciones de campaña en el que elogió la asistencia a la ceremonia de inauguración y criticó a los medios deshonestos.
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Su decisión de utilizar un evento conmemorativo marcó el comienzo de una relación tormentosa con las agencias de espionaje en la que Trump denigró a los altos cargos, rechazó los informes de investigación y designó a funcionarios leales para reemplazar a las autoridades que no estaban de acuerdo con él.
Además, consintió el uso de secretos de Gobierno para atacar a rivales políticos.
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Ahora, el presidente electo Joe Biden y su equipo deben ayudar a las agencias de inteligencia a reparar los daños: restaurar la confianza y mejorar las relaciones con el Congreso y la Casa Blanca, según actuales y ex funcionarios del Gobierno.
Los problemas que tenemos con la inteligencia se produjeron porque tuvimos que actuar en función de las demandas de Donald Trump, para que las agencias sirvieran a sus intereses políticos
dijo Peter Welch, legislador demócrata en la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes.
La Casa Blanca no respondió a una solicitud de comentarios.
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Problemas de transición
Los senadores republicanos de más alto rango pidieron el jueves que Biden comience a recibir informes de inteligencia, pero la negativa de Trump a admitir la derrota retrasa esa práctica, que suele realizarse durante las transiciones presidenciales.
Si el retraso se extiende por más de un mes, entonces tendremos que preocuparnos por el impacto en la seguridad nacional, dijo Lawrence Pfeiffer, jefe de personal del ex director de la CIA Michael Hayden.
Biden tuvo años de experiencia trabajando con las agencias de inteligencia como vicepresidente de Barack Obama y como miembro y líder del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Funcionarios y expertos recomiendan al futuro presidente demócrata que nombre entre sus jefes de inteligencia a veteranos con sólida reputación en la comunidad.
Según fuentes de Reuters, el exdirector adjunto de la CIA Michael Morell es uno de los principales candidatos para reemplazar a la jefa de la agencia, Gina Haspel; o a John Ratcliffe como director de inteligencia nacional, el supervisor de las 17 unidades de espionaje estadounidenses.
Biden debería visitar esas organizaciones en su primera semana para abordar las relaciones con sus empleados. Marc Polymeropoulos, un exagente encubierto de la CIA, dijo que Biden debería reconocer la labor de las agencias.
“‘Debería decirles: ‘Tengo fe en la comunidad de inteligencia y valoramos lo que hacen'”, en relación a la idea, que jamás fue probada, de que había un complot de las unidades de inteligencia para expulsar del poder a Trump.