El Banco de Inglaterra (BoE) optó este jueves por el “statu quo” en su política monetaria, aunque prevé un incremento temporal de la inflación hasta 4% durante el cuarto trimestre del 2021.
Dicho aumento de la inflación se explica en buena parte por el precio de la energía, sobre todo el petróleo, y la reapertura de la economía, explicó en un comunicado la institución monetaria.
El banco central añadió que la presión sobre los precios es mayor de lo que esperaba en sus últimas previsiones de mayo; sin embargo, el banco central espera que este aumento de la inflación sea “temporal” y prevé un aumento de los precios de 2.5% en el 2022, un cifra cercana a su objetivo de 2%.
“Cabe mencionar que la inflación de Reino Unido que inició el año en 0.7% anual, se ubica en 2.5% al mes de junio. Debido a que el Comité también reiteró que podría ser necesario actuar si la inflación sube por arriba de lo esperado, la libra esterlina muestra una apreciación de 0.35%, cotizando en 1.3937 dólares por libra”, comentó Gabriella Siller, directora de Análisis Económico de Banco Base.
Asimismo, el banco central no modificó sus previsiones para el crecimiento económico del Producto Interno Bruto (PIB), valorado en 7.25% para el 2021, una importante recuperación después de la histórica contracción del crecimiento provocada por la pandemia. A su vez, revisó ligeramente al alza la perspectiva para el 2022, estableciéndola en 6%.
Como el BoE considera temporal el aumento de la inflación, no quiso modificar su política monetaria, de ese modo, mantuvo la tasa de interés en un nivel históricamente bajo, 0.1%, y su programa de compra de activos por 895,000 millones de libras (más de un billón de dólares). El comité monetario del BoE considera que “la actual política monetaria es la apropiada”.
BCE y Fed en sintonía
Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) mantuvo sin cambios la tasa de depósitos interbancaria, en -0.5%. Del mismo modo, la entidad monetaria mantuvo su dotación de 1.85 billones de euros (2.19 billones de dólares) destinados a su programa de emergencia PEPP, lanzado en marzo del 2020 en respuesta a la crisis económica generada por la pandemia de COVID-19.
De acuerdo con analistas consultados por la AFP, parece ser que no es el momento de poner fin a esta política monetaria acomodaticia ya que los casos de COVID-19 se están disparando de nuevo y esto representa una amenaza para la economía.
El BCE también anunció que mantendrá, por ahora, su política expansiva porque considera que el reciente repunte de precios, tras años de caída, es temporal y porque espera que la inflación vuelva a 1.4% en el 2023, muy lejos de su objetivo. La tasa de inflación anual de la eurozona descendió ligeramente en junio, hasta 1.9%, tras alcanzar 2% en mayo.
Por otro lado, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos ha mantenido su tasa de interés en un rango de 0 a 0.25%. El vicepresidente de la Fed, Richard Clarida, mencionó el miércoles que la política monetaria de la Fed podría cambiar hasta el 2023, pues el mercado del empleo aún se encuentra en fase de recuperación.
Con información de AFP