El partido Socialdemócrata de Centro Izquierda (SPD) logró una estrecha victoria sobre la Unión Demócrata Cristiana (CDU), el partido conservador de centro-derecha de la canciller saliente Angela Merkel, según Der Bundeswahlleiter.
El sitio web de Der Bundeswahlleiter, la oficina responsable de supervisar las elecciones federales, informó que el SPD ganó el 25.7% de los votos, seguido por el bloque CDU / CSU que obtuvo el 24.1%, y el Partido Verde con el 14.8% de los votos, después de un recuento de los 299 distritos electorales de Alemania.
Los comicios arrojan resultados muy repartidos, por lo que ambas formaciones mayoritarias necesitarán el apoyo de otros partidos para lograr una coalición con peso suficiente para gobernar.
En Alemania no son los votantes son los que eligen directamente al jefe de gobierno, sino los diputados, una vez formada la mayoría.
Pero esta vez la mayoría es especialmente complicada de formar, ya que debe reunir a tres partidos -la primera vez que esto ocurre desde los años 1950- debido a la fragmentación del voto.
¿Los alemanes quieren un cambio de gobierno?
Para un país acostumbrado a la estabilidad política tras 16 años bajo el liderazgo firme de Merkel, los próximos meses se perfilan como un período tormentoso.
Tanto Scholz, de 63 años, como Laschet, de 60, dijeron que pretenden tener un gobierno instalado antes de navidad.
La bolsa de Fráncfort también parece creer en ello y abrió este lunes en alza de más de 1%.
El lunes por la mañana Scholz puso toda la presión sobre los conservadores, y les dijo que su lugar está en la “oposición”.
La CDU y la CSU no solamente han perdido votos, también han recibido el mensaje de los ciudadanos de que ya no deberían estar en el gobierno sino en la oposición”, afirmó el líder socialdemócrata.
Los alemanes “quieren que haya un cambio en el gobierno y (…) también quieren que el próximo canciller se llame Olaf Scholz”, había asegurado horas antes.
Parálisis política
Este proceso de definición del nuevo gobierno podría sumir a la primera economía europea en un largo periodo de parálisis política mientras duren las negociaciones entre partidos.
Tras las últimas elecciones, en 2017, se necesitaron más de seis meses para alcanzar un acuerdo y formar la actual gran coalición de conservadores y socialdemócratas.
Para los democristianos, las “pérdidas son amargas”, admitió Paul Ziemak, número dos de la CDU. Su partido nunca había caído por debajo del 30% de los votos. En 2017, alcanzó 32.8%.
En una muestra de este declive, la circunscripción de Angela Merkel, en la que había sido elegida diputada desde 1990, cayó en manos del SPD.
La llave de gobierno
Los Verdes, liderados por Annalena Baerbock, que durante un tiempo aparecían como favoritos, tienen suficiente apoyo para incidir en la definición del próximo gobierno.
Igualmente, los liberales del FDP recabaron suficiente apoyo para tener la llave del gobierno y convertirse en un actor ineludible para una futura coalición.
Por su parte, los ultraderechistas del AfD, cuya entrada en el Bundestag en las elecciones de 2017 fue muy comentada, confirmarían su permanencia en el tablero político de Alemania. Sin embargo, con entre el 10% y el 11% de los votos, este partido islamófobo debilitado por sus problemas internos, registraría un leve retroceso respecto a los anteriores comicios (12.6%).
*Con información de AFP