La pandemia de COVID-19 ha dejado ver que México requiere diversificar sus fuentes de ingresos, esto en un escenario en el que el país tiene un margen fiscal limitado para paliar los efectos de la crisis económica.

México recauda el equivalente a 16% de su Producto Interno Bruto (PIB), la cifra más baja de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), así como una de las más bajas de América Latina. Belice y Honduras recaudan 28.2 y 22.8% del PIB, según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

No obstante, las posiciones parecen estar encontradas al interior del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien desde un inicio indicó que en los primeros tres años de su gobierno no aumentará, ni propondrá nuevos impuestos.

Por un lado, la matemática y economista Raquel Buenrostro, jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT), ha dicho que México tiene una oportunidad para mejorar la recaudación sin tener que implementar una reforma fiscal.

En este sentido, la política de recaudación de Buenrostro, también llamada la fiscal de hierro, considera tres ejes: aumentar la eficiencia recaudatoria; bajar la evasión y elusión fiscal; así como combatir la corrupción y la impunidad.

Por otro lado, Arturo Herrera, secretario de Hacienda, ve un mejor panorama para poder llevar a cabo una reforma tributaria ante una mayor conciencia de que México requiere diversificar sus fuentes de ingresos.

“En un año como este, en el que el petróleo estuvo por abajo de los 10 dólares por barril, esto subraya más la necesidad de tener fuentes de ingresos permanentes. Me parece que había diversos retos cuando uno se plantea lo que podría ser un cambio fundamental en la estructura tributaria del país, qué tipo de estructura necesitamos, cuáles son las implicaciones para el gobierno federal y también para los gobiernos estatales”, dijo Herrera en el podcast de Banorte, Rumbo Económico.

Aunque esto podría resultar complicado mientras que no se recupere la economía mexicana, para la que incluso se espera una caída de hasta 10.5% este año, según las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional, que para 2021 prevé una recuperación de 3.3%

“Vamos a entrar con un ejercicio fiscal 2021 con muchas situaciones, desempleo, cierre de empresas y habrá un tema fiscal complicado para el pago de impuestos. Vería complicado una reforma fiscal que vaya enfocada a la recaudación (…) Pudiera ser en un sentido de reactivación de la economía , dar estímulos (fiscales) para que a su vez los negocios que sobrevivan puedan verse fortificados para poder reactivar la economía, poder pagar los impuestos y recuperar sobretodo los empleos”, dijo Guillermo Mendieta, miembro del Comité Fiscal del Colegio de Contadores Públicos de México.

En la reunión de mayo de la Junta de Gobierno de Banco de México, la mayoría de los integrantes reconoció que hay poco margen para dar mayores estímulos fiscales a la economía, debido a las reducciones en la calificación de la deuda soberana, así como a la fragilidad de las finanzas públicas y de Pemex.

Algunos dijeron que la contracción económica y el mayor déficit que se prevén para este año, limitan más el margen de maniobra.

Por otro lado, en el paquete Económico 2020, Hacienda implementó una serie de cambios para que las plataformas digitales como Netflix, Spotify o Airbnb comiencen a enterar al SAT el IVA por los bienes o servicios que otorgan, algo con lo que le resultará más fácil fiscalizarlas para que en un futuro paguen ISR, algo que ha resultado en un dolor de cabeza para los sistemas tributarios de varios países.

Con este primer paso, Herrera estima que este año se recaudarán por lo menos 100,000 millones de pesos.

Esa discusión (reforma fiscal) el COVID curiosamente la ha reavivado, porque estamos gastando mucho más en salud, para el bien común, etcétera, pero es una discusión que tiene que ser tomada de manera muy seria y muy cuidadosa

dijo Herrera el miércoles en una entrevista con Televisa.

Mientras tanto, datos del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria muestran que, México pasó de 1.8 camas por cada 1,000 habitantes en 2010 a 0.9 en 2020, mientras que el gasto de inversión en salud se contrajo 57.2% en los mismos años.