La recuperación del empleo en América Latina y el Caribe avanza lentamente y el ritmo será incluso menor entre los jóvenes, según un estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

En un contexto de recuperación a media marcha y con lenta recuperación del empleo formal, es probable que la demanda de trabajadores jóvenes disminuya aún más

indica el reporte titulado ‘La dinámica laboral en una crisis de características inéditas: desafíos de política.

Con ese pronóstico, los organismos estiman que aumentaría el riesgo de la informalidad juvenil con respecto a la registrado antes de la crisis y que afectaba en particular a las mujeres jóvenes, a los trabajadores pobres y a quienes poseen menores niveles de educación.

A nivel regional, la tasa de desempleo bajó a 7.2% en septiembre, pero es probable que los nuevos contratados sean quienes estaban trabajando antes de la pandemia.

“Esto tiene sentido, pues se evitan los costos de adaptación, capacitación específica y entrenamiento en el puesto de trabajo. Coincide con la experiencia de crisis pasadas, en que los trabajadores jóvenes eran contratados solo una vez que la recuperación se había consolidado”, indica el estudio.

La demanda de trabajadores jóvenes se verá hasta que no haya interrupciones por brotes de COVID-19 y la creación de nuevas empresas que capten a aquellas personas desempleadas.

Ambos organismos recomendaron que se mantengan las medidas de apoyo. Tanto para orientar los procesos de quiebra de forma ordenada o incorporar a las sobrevivientes en la reactivación como para facilitar la creación de nuevas empresas.