Pese a contar con una ubicación geográfica privilegiada, riqueza en recursos naturales y fuentes de capital humano, la productividad de México ha crecido en cámara lenta, de acuerdo con un informe del Banco Mundial (BM).

De 1990 a 2019, el PIB por trabajador aumentó a una tasa anual de 0.1%, una cifra muy por debajo del promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (1.1%) y de América Latina (0.8%).

 En consecuencia, el crecimiento sostenible e inclusivo del país no ha podido darse en toda su capacidad con todo lo que ello implica para el desarrollo y la transformación que el país desea

 dijo Mark Thomas, director del BM para México, durante la presentación del reporte.

La publicación, titulada Crecimiento de la productividad en México: Comprendiendo las dinámicas principales y los determinantes clave, apunta que la pandemia de COVID-19 agravó el reto de productividad y que si bien el gobierno busca revitalizar la inversión pública con foco en el sureste y eliminar las barreras de acceso al mercado laboral para las mujeres, se necesitan reformas estructurales.

“México necesita reformas para virar hacia una senda de mayor productividad”, indica el reporte que realizó un análisis exhaustivo a nivel de empresa de toda la economía mexicana a lo largo de 25 años, basándose en los últimos seis censos económicos realizados entre 1994 y 2019 y encuestando a más de 20 millones de empresas.

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Acceso al financiamiento, crucial para acelerar productividad

El informe identifica diversos factores que han provocado el estancamiento en productividad de las empresas mexicanas, entre los que destaca el acceso al financiamiento, motor crucial para impulsar la productividad.

Recibir créditos es un problema que se agudiza en las empresas más jóvenes y las de menor tamaño, que carecen de garantías para acceder a recursos.

 En 2020, el crédito interno al sector privado era solo el equivalente al 39% del PIB en México, frente al 70% en Brasil, al 124% en Chile, al promedio de América Latina y el Caribe del 60% y al promedio de la OCDE del 161%

 detalla el estudio del Banco Mundial.

Adicionalmente, el poco crédito disponible no fluye hacia las empresas más productivas, debido a la escasa competencia en el sistema bancario, donde los bancos de mayor tamaño se enfocan a segmentos más rentables y cobran tasas de interés más elevadas, en especial a las empresas de menor tamaño y con garantías limitadas.

Por su parte, la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, criticó que los banqueros no se arriesguen con el productor como antes.

 Hoy los banqueros no se atreven, se la juegan, o quieren apostarle a lo seguro y pareciera que la banca es más un espacio de ahorro que de crédito

 dijo la secretaria de Economía.

El estudio propone reformar que reduzcan el costo de entrada al sistema bancario, ampliar los bienes aceptados como garantía y fortalecer los burós y registros de información crediticia para orientar el financiamiento a empresas más productivas.

Otras barreras

El estudio apunta que más allá de los mercados de crédito, en México existe una incapacidad general para orientar recursos a las empresas más productivas.

Se encontró que los establecimientos más productivos se enfrentan a mayores cargas regulatorias y fiscales, y que las nuevas empresas que entran en los mercados mexicanos son marginalmente más productivas que las empresas sobrevivientes, que es baja.

“Como resultado de esta dinámica, hay pocas empresas grandes en México, y no crecen lo suficientemente rápido ni crean suficientes empleos”, explica el informe.

Otro aspecto evaluado es la integración en las cadenas globales de valor como un factor que contribuye al crecimiento de la productividad.

Sin embargo, destaca que si bien la participación del país se ha visto impulsada por la mano de obra barata, el mercado interno de manufacturas, la cercanía  con Estados Unidos y los flujos de inversión extranjera directa (IED), falta impulsar el valor añadido local.

México debe avanzar en política industrial 

La secretaria de Economía dijo que impulsar la productividad requiere que el país avance a una política industrial encaminada con el apoyo de políticas públicas y apoyo económico de la banca comercial y de la banca de desarrollo. 

El subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, destacó que en la integración de cadenas de valor la actual administración se ha trabajado en el lado de la oferta, lo que cobrará mayor relevancia tras la pandemia y ante las actuales tensiones en Europa.

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