El mercado laboral en México tiene algunos síntomas de enfermedad por los que debe preocuparse más allá de los problemas que puede implicar la robotización que han traído consigo algunos de los procesos de producción manufactureros.

La creciente informalidad, los bajos salarios, la insuficiente protección social y la ausencia de instituciones de capacitación laboral son algunas de las problemáticas que en el país se deben resolver para mejorar la calidad de vida de los trabajadores mexicanos antes de atender su profesionalización ante la automatización de procesos.

Si no reducimos las distorsiones en el mercado laboral no veremos un impacto alto en una mejora en el nivel de capital humano mejor adaptado al sector productivo. No contar con personal con habilidades es un problema, pero en un mercado distorsionado no habrá empleos para ellos

comentó David Kaplan, especialista senior en la Unidad de Mercados Laborales y de Seguridad Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

México tiene un mercado laboral disfuncional. Los niveles de informalidad son demasiado altos cuando el país es la segunda economía más grande de América Latina, considera Kaplan. En México la tasa de informalidad es 30 puntos porcentuales más alta en comparación con Brasil, de acuerdo con el índice de Mejores Trabajos del BID.

En el índice, México obtuvo 50.26 puntos de 100 en la calificación de cantidad y calidad del mercado laboral, calificación que lo ubica en el sitio 14 entre 17 países de América Latina.

Por ahora, el nivel de los mexicanos que cuentan con un trabajo se mantiene en una tendencia positiva para los especialistas consultados; sin embargo, el alto porcentaje de la informalidad es el primer foco de alerta para las autoridades.

Las cifras les dan la razón. De los 56.02 millones de empleados registrados hasta febrero, 57.7% trabaja desde la informalidad, es decir que más de la mitad de la población activa mayor a 15 años no tiene acceso a servicios de seguridad social, de acuerdo el INEGI.

Una de las medidas para abatir la informalidad es crear incentivos que impidan que el costo de un trabajador formal para una empresa no sea alto, sin afectar las prestaciones básicas de los trabajadores, además de una fiscalización inteligente a las empresas para mitigar otros problemas como la tercerización y la desigualdad salarial entre mujeres y hombres.

En este sentido, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el documento Trabajar para un futuro más prometedor, recomienda revisar las normativas dentro de las empresas y crear políticas fiscales justas a cambio de la presentación de informes.

La OIT también recomienda el diseño de estrategias que permitan a los jóvenes insertarse en el mercado laboral, así como políticas para que hombres y mujeres compartan la prestación de cuidados no remunerados en el hogar para crear una auténtica igualdad de oportunidades en el lugar de trabajo.

En el documento, añade que también es necesario incrementar la inversión en el desarrollo de las capacidades de los individuos, en las instituciones laborales, y en la generación de trabajo digno y sostenible.

“Inversiones de este tipo impulsarán también la igualdad de género y podrían crear millones de puestos de trabajo y nuevas oportunidades para las microempresas y las pequeñas y medianas empresas”, dice el reporte.

Los especialistas coinciden en que para atender las desigualdades y la falta de empleos de calidad, es necesario que en México se delineen políticas sociales y económicas, como la creación de un sistema de seguridad social universal, que en una versión básica, deberá ser costeado por el gobierno federal y con paquetes adicionales que dependerán de las cuotas obrero patronales.

Este sistema también abrirá paso para una mejor inserción de los jóvenes a los puestos de trabajo, ya que en la actualidad, los que pertenecen al sector social menos beneficiado tienen su primer empleo dentro de la informalidad, con bajas posibilidades de mudarse al sector formal.

Este esquema permite garantizar la seguridad social a los trabajadores de todos los sectores al no estar asociada a un empleo. Debe complementarse con capacitaciones por parte del gobierno y como resultado tendremos una mejor asignación de talento. Un ambiente como este es el que se necesita en un entorno con cambios tecnológicos

dijo Marcelo Delajara, director de crecimiento económico y mercado laboral del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).

Por ahora, la reforma laboral que se debate en la Cámara de Diputados es un avance en la materia, y aunque se proyecta que los primeros resultados serán visibles en un lapso de cuatro años, en el corto plazo mitigará las fallas en el sistema de outsourcing y dará mayor libertad a los trabajadores en materia sindical.