La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que la economía mexicana crecerá 2.8% en 2020, debido a un incremento en el consumo interno por alzas en salarios, el ingreso de remesas y una recuperación de la confianza en la inversión pública.
Las estimaciones son superiores al 2.2% y 2.5% de crecimiento del PIB esperado para 2018 y 2019, respectivamente, pronósticos que se mantienen sin cambios desde septiembre.
El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) también es considerado como un factor de expansión por la OCDE. Se espera que el acuerdo se firme en la cumbre G-20 en Buenos Aires y entre en vigor el segundo semestre de 2019, de acuerdo con el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo.
La OCDE hizo un llamado a la administración entrante para aumentar la recaudación de impuestos y una mejor orientación de los gastos, los cuales no han permitido reducir las tasas de pobreza e informalidad.
‘Tiempos más difíciles’
Los nubarrones se acumulan para el crecimiento mundial. La OCDE pidió a los países miembros que se preparen para ‘tiempos más difíciles’ y jueguen en equipo en vez de emprender una escalada comercial.
También recortó su previsión de crecimiento mundial, por segunda vez en dos meses, para situarla en 3.5%. Sin embargo, mantuvo sin cambios su proyección para este año, en 3.7%, tras haberla rebajado una décima en septiembre.
“Estas proyecciones reflejan claramente la necesidad de una cooperación internacional”, dijo el secretario general de la organización, Ángel Gurría.
“El sistema internacional que ha regido el comercio desde el final de la Segunda Guerra Mundial se ha debilitado”, señaló antes de repetir una vez más que “el proteccionismo no es la respuesta correcta”.
“El recrudecimiento de las tensiones comerciales podría pesar en el crecimiento de los intercambios y del Producto Interior Bruto (PIB), y generar todavía más incertidumbre para la inversión de las empresas”, consideró la economista en jefe de la OCDE, Laurence Boone.
Esta guerra comercial, sobre todo la que libran Washington y Pekín, también podría acelerar la inflación -por el efecto que los aranceles tendrían en el precio de los productos-, lo que provocaría un aumento más rápido de lo previsto de las tasas de interés en Estados Unidos.
Un endurecimiento de la política monetaria estadounidense constituye el segundo riesgo más importante, según la OCDE, porque “podría acelerar las salidas de capitales procedentes de las economías emergentes y hacer retroceder todavía más la demanda”, alertó Boone.
Recuperar la confianza
Ante el riesgo de un freno más brusco que lo previsto del crecimiento mundial, la OCDE instó a los gobiernos a reforzar su cooperación para reaccionar conjuntamente con medidas presupuestarias.
“Aunque no se trate de nuestro escenario central, pensamos que las economías más importantes deberían preparar desde ahora el terreno para una respuesta coordinada”, insistió Gurría.
Boone estimó que una “reactivación presupuestaria coordinada a nivel mundial sería una manera eficaz de reaccionar rápidamente a una desaceleración mayor de lo previsto”.
La OCDE mantuvo sin cambios sus previsiones para la economía estadounidense, que continuará uno de los ciclos de crecimiento más largos de su historia al ritmo de 2.9% este año y de 2.7% el que viene.
En cambio, volvió a recortar sus pronósticos para la zona euro, cuya economía debería crecer este año 1.9% y 1.8% en 2019, en ambos casos una décima menos de lo previsto en septiembre.