El principal problema que enfrentan tanto las mujeres, como los hombres mexicanos, es la baja tasa de reemplazo.

Se refiere al porcentaje de su último sueldo con el que se pensionarán, que en México es en promedio de 26.5%, una de las más bajas de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

En el caso de las mujeres, la tasa de reemplazo es de 24% en comparación al 25.7%. De acuerdo con diversos especialistas en el tema, desde la OCDE a calificadoras, para aumentar la tasa de reemplazo se requiere elevar la tasa de contribución desde el actual 6.5 a por lo menos 13%, pero aun así, las mujeres también quedarán en desventaja.

Sueldos promedio más bajos que los hombres, una mayor esperanza de vida y una menor densidad de cotización se traducirán en: menores recursos para la pensión que deberán alcanzar para un mayor tiempo.

La brecha salarial entre hombres y mujeres era de 14% en 2018, mientras que, para el quinquenio de 2050-2055 se espera que, en promedio, la esperanza de vida sea de 79.9 años para las mujeres y 75.4 para los hombres, de acuerdo con datos de la OCDE y la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar).

Las mujeres ganan menos que los hombres en México. Casi nueve de cada 10 mujeres caen en el subconjunto de la población que gana hasta cinco veces el salario mínimo, por día. Eso se compara con aproximadamente ocho de cada 10 hombres

dice Moody’s en un reporte.

En cuanto a la tasa de desocupación no hay una gran diferencia entre hombres y mujeres; en los primeros 11 meses de 2019 fue de 3.49% y 3.63%, respectivamente.

No obstante, las brechas de género tienden a aumentar durante los años de formación de la familia, ya que la maternidad tiene efectos negativos sobre la participación de la mujer en la fuerza de trabajo, su remuneración y su progresión profesional.

“Esto ocurre sobre todo cuando la oferta de servicios públicos de calidad para el cuidado infantil no cubre la demanda, como es el caso en México”, indica la OCDE en el reporte ‘La lucha por la igualdad de género. Una batalla cuesta arriba’.

En este sentido, la densidad de cotización (el tiempo que el trabajador, durante su vida laboral, cotiza al sistema de pensiones), se ve afectada y la ley estipula un mínimo de 1,250 semanas cotizadas para recibir una pensión. Pero la densidad de cotización promedio de los hombres es de 53.7% y de 46.1% para las mujeres.

“Consideramos la desigualdad de género en el sistema de pensiones como un desafío importante al considerar las tendencias de esperanza de vida. Las tasas de reemplazo probablemente serán más bajas en el futuro, poniendo en peligro el apoyo social y la sostenibilidad del sistema”, dice Moody’s.

La calificadora también indica que los recientes cambios que se aprobaron para la Ley del Sistema de Ahorro para el Retiro si bien son positivos, si no se eleva la tasa de contribución, el sistema de pensiones seguirá en riesgo.

De acuerdo con Moody’s, la historia reciente de América Latina muestra cuán sensibles pueden ser las sociedades a los problemas de pensiones y de desigualdad, pero también demuestran la dificultad para lograr un cambio. En consecuencia, el nivel de contribución es quizás el factor más adecuado para elevar la tasa de reemplazo.

Por ejemplo, en Chile, las protestas sociales no han cesado desde el 18 de octubre, los ciudadanos exigen al gobierno cambios de fondo, y uno de ellos es el sistema de pensiones, el cual fue emulado por México con la reforma a la Ley del IMSS de 1997.

En este sentido, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) indicó en su revisión de la Cuenta Pública de 2018 que México requiere “una reforma integral a la brevedad” al sistema de pensiones de cuentas individuales, por el que las Afores administran los recursos de los trabajadores.