Los jóvenes de México que no estudian ni están en el mercado laboral enfrenten una realidad compleja; por un lado, cargar con el estigma social de ser llamados “ninis”, y por otro, la falta de oportunidades que les permitan tener mayores oportunidades de movilidad social.

Uno de los programas insignia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ‘Jóvenes Construyendo el Futuro’, busca vincular a jóvenes de 18 a 29 años con el mercado laboral, no obstante, enfrenta una gran deficiencia: el combate a la desigualdad de género.

En México, tres de cada cuatro de los llamados ‘ninis’ son mujeres que dedican en promedio 13.5 horas diarias al cuidado de los hijos, 4.3 horas a labores domésticas y 3.7 horas al cuidado de otros familiares.

En este sentido, el programa no incluye mecanismos que ayuden a las mujeres a delegar por unas horas el cuidado de sus hijos.

Es importante que tengan una inserción laboral, el programa las pondría en el radar de las empresas. El problema es que están ocupadas cuidando niños o a otras personas, la única manera en que pueden acceder es delegar el cuidado de los niños

dijo Marcelo Delajara, director del Programa de Crecimiento Económico y Mercado Laboral en el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).

Comentó que, para que las mujeres puedan acceder a los beneficios del programa requieren del apoyo de guarderías como las del IMSS o la SEP, sin embargo, hasta el momento el programa no contempla esta ayuda.

En México, 43% de los ninis está casado y el 45% tiene hijos (contra 21 y 18% de los jóvenes de su edad, respectivamente), y dedican casi el doble de tiempo que los demás jóvenes a cuidar a sus hijos. Adicionalmente, las mujeres dedican entre 1.5 y 2 horas más que los hombres a estas actividades, de acuerdo con el estudio ‘Millennials en América Latina y el Caribe: ¿trabajar o estudiar?’ del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el CEEY para el caso de México.

Esta situación genera un ciclo vicioso de baja movilidad social, ya que en el caso de los adultos responsables de los jóvenes, el 65% de ellos es mujer, en promedio tiene 46 años y cuenta con nueve años de escolaridad.

El estudio del BID demuestra que los padres de los ninis son los que mostraron la menor movilidad social ascendente, esto es, en promedio, los ninis viven en hogares donde la movilidad intergeneracional de sus padres resultó más limitada en términos de ascenso social, y mayor en términos de descenso.

No es pedir mucho, en general las mujeres que no se insertan a esta edad (18-29 años) al mercado laboral, ya no se van a insertar

dijo Delajara.

Durante 2017, el valor económico del trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados alcanzó un equivalente a 5.1 billones de pesos corrientes, 23.3% del PIB del país, de acuerdo con datos del INEGI. El trabajo de las mujeres tuvo un valor equivalente a 55,811 pesos, mientras que el de los hombres fue de 20,694 pesos.

Delajara agregó que, en general, el programa es positivo, ya que puede poner a los jóvenes en el radar de las empresas y a su vez hacer que estos conozcan el ambiente laboral y tengan mejores expectativas laborales y salariales, aunque aún habrá que ver si empresas pequeñas que participen, las cuales no están acostumbradas a capacitar a sus trabajadores, pueden hacer un buen papel.

En México solo 1% de los llamados ninis no realiza ninguna labor, ni tiene una discapacidad que le impida estudiar o trabajar.