México y las autoridades de la Unión Europea actualizaron el tratado de libre comercio que establecieron hace 25 años antes del arribo de Donald Trump a la Casa Blanca, lo que significa una amenaza para ambas regiones.
Las conversaciones iniciaron en 2016 y en 2018 se alcanzó un acuerdo inicial. Dos años más tarde se pactó el conceder acceso recíproco al mercado a las licitaciones de contratos públicos.
Originalmente, el acuerdo comercial que se puso en marcha en el 2000 sólo cubría los bienes industriales, y con la modernización el objetivo es incluir los servicios, la contratación pública, la inversión y los productos agrícolas.
Los términos también apuntan que todo el comercio de mercancías estará libre de aranceles, entre ellos los productos agrícolas como el pollo, los espárragos mexicanos y los lácteos europeos.
El tratado reducirá los aranceles mexicanos en hasta 20% a los quesos europeos y ayudará a incrementar la exportación de carne de cerdo, según dijo la Unión Europea. Otra puerta que se abre es la de los contratos públicos en ambos territorios para las empresas mexicanas y europeas, incluso a nivel estatal.
México, Unión Europa y Estados Unidos
Tanto México como la Unión Europea han sido víctimas de las amenazas de Donald Trump respecto a la aplicación de aranceles una vez que asuma la Presidencia de Estados Unidos, el próximo lunes 20 de enero.
Ante este panorama, ambos territorios buscan deshacerse de la dependencia comercial con la Unión Americana. México apuntó que con el nuevo acuerdo tendrá mayor acceso a productos como el jugo de naranja, la miel, atún y espárragos, además de un “acceso equitativo” a los productos cárnicos.
Está previsto que se reconozcan las “indicaciones geográficas” de determinados alimentos y bebidas, una exigencia clave de la Unión Europea, como especificar que sólo el queso de una parte concreta de Italia puede llamarse Parmigiano Reggiano.
Con información de Reuters
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