Aunque el dinamismo de la economía de México mejoró en el tercer trimestre del año, los resultados parecen solo disfrazar el estado de agotamiento de algunos sectores clave para el país.

De acuerdo con datos desestacionalizados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Producto Interno Bruto (PIB) del país creció 1.58% a tasa anual en el periodo julio-septiembre de 2024.

Si bien con este resultado superó el aumento del trimestre previo, de 1.18%, la actividad económica nacional registró tres trimestres consecutivos con alzas inferiores a 2%.

La aceleración se explica por varios factores, incluyendo una base de comparación relativamente más fácil –tomando en cuenta que había evidencia de un agotamiento en ciertos rubros–, aunque con otras distorsiones en juego por las elecciones

explicaron analistas de Banorte en un reporte.

Los sustentos de la economía de México

El crecimiento del PIB nacional se sustentó en las tasas elevadas presentadas en servicios, así como el repunte de la industria manufacturera y del campo en el periodo de análisis.

La mayor variación anual se observó en el sector de servicios profesionales, científicos y técnicos, de 13.58%, con lo cual consiguió tres trimestres seguidos con tasas de doble dígito.

Otros incrementos importantes, superiores a 4%, se dieron en servicios culturales y deportivos; servicios de salud y de asistencia social, y transportes, correos y almacenamiento.

Los repuntes y las bajas

En tanto, la construcción perdió fuerza por la conclusión de algunas obras federales, cuyo avance fue de 0.39% anual, siendo el nivel más bajo desde el tercer trimestre de 2022 (-0.30%).

Las actividades primarias, después de un año en retroceso, crecieron 3.70% anual, gracias al comienzo de la temporada de lluvias y a la reducción en los niveles de sequía, factores que impulsaron a la agricultura.

Misma situación de la manufactura, que tras tres trimestres con disminuciones, avanzó 0.91%, respondiendo más a un efecto rebote, ya que las exportaciones se encuentran débiles y la industria estadounidense marcha a paso lento.

Por su parte, las caídas se exhibieron en comercio al por mayor, minería, servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas (turismo) y servicios de apoyo a los negocios y manejo de desechos y servicios de remediación.

Pesimismo en el acumulado del año

En cambio, el escenario de la economía mexicana cambia en el acumulado de los primeros tres trimestres de 2024, pues presenta un crecimiento anual de 1.49%, el peor resultado desde igual periodo de 2020, año de la pandemia, cuando se contrajo 10.23%.

Más allá de que este resultado esté en línea con el promedio de los mercados o por debajo de las expectativas del gobierno federal, los focos rojos se prenden al interior del PIB de México.

El primero, y más preocupante por ser el sector económico con mayor peso en la actividad económica, corresponde a la industria manufacturera, que cayó 0.12% -primera baja desde 2020- por el colapso del aparato fabril de Estados Unidos a lo largo del año.

Los pilares

Las otras bajas acumuladas en el año de sectores clave se mostraron en actividades primarias (1.38%), servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas (1.49%) y minería (3.85%); este último arrastrado por el rubro petrolero.

En el primer sector fue insuficiente la reducción de la sequía en el país, mientras en el segundo, referente al turismo, se manifiesta la debilidad de la demanda global, en un contexto de altos niveles inflacionarios y pérdida de ritmo económico.

Al otro extremo, las fortalezas en el transcurso del año fueron servicios profesionales, científicos y técnicos (16.36% anual) y construcción (6.35%) -en la primera mitad de 2024 tuvo su mayor dinamismo por la terminación de obras federales-.

Pocos catalizadores

Para los analistas de Ve por Más, la economía mexicana muestra una frágil tendencia de crecimiento, la cual estima que prevalecerá en el cuarto trimestre del año en curso.

El consumo privado todavía encontrará apoyo en la solidez del mercado laboral y el crecimiento en salarios. No obstante, prevemos una moderación adicional en el gasto más discrecional, ya que la generación de empleo ha perdido fuerza, y la inflación y las tasas de interés – aunque han disminuido algo – permanecen elevadas

explicaron en un reporte.

Agregaron que la inversión fija bruta continuaría desacelerándose conforme se revierta la expansión del año anterior en la obra pública, mientras la inversión privada enfrenta costos financieros todavía elevados e incertidumbre por las reformas constitucionales y la elección presidencial en Estados Unidos.

Por último, los estrategas refirieron que las exportaciones mantendrían cierta atonía en el corto plazo, pues los indicadores oportunos de la actividad industrial estadounidense (ISM manufacturero) están en terreno contractivo.

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