La recuperación del mercado laboral de México tras los estragos de la pandemia de COVID-19 se debe principalmente a la incursión de las mujeres, aunque la mayoría de las nuevas ocupadas no cuentan con acceso al sector salud.

Al cierre de agosto de este año se incorporaron 5.48 millones de ocupados a nivel nacional, respecto a igual periodo del 2020, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Con esta cifra se llegó a un saldo de 55.66 millones de ocupados en México, el mayor stock para un mes de agosto, aunque todavía se está 740,707 personas por debajo del máximo histórico que se presentó en julio pasado (56.40 millones).

En el ingreso de 5.48 millones de personas al mercado de trabajo se registró que la mujer fue el motor laboral al contribuir con 58.6% de este total, es decir, 3.21 millones de trabajadoras.

Sin embargo, este acontecimiento se opacó por las condiciones de zozobra en las que se incorporó a la población ocupada.

De las 3.21 millones de nuevas ocupadas a agosto, 72.4% no tuvo acceso a las instituciones de salud del país, es decir, 7 de cada 10 mujeres no contó con este derecho social e indispensable.

Según el Inegi, este concepto “se limita exclusivamente al hecho de que el trabajo que realizan las personas les dé acceso o no a los servicios de salud que preste una institución pública o privada”.

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Si tienen acceso a dichos servicios por medio de un pariente que los declara como dependientes económicos o por la adquisición del seguro popular, no se clasifican en la categoría “con acceso”.

Es importante también recordar los datos recientes de Coneval, en los que dio a conocer que entre 2018 y 2020, alrededor de 35.7 millones de mexicanos carecieron de acceso a los servicios de salud pública. 

De este total, 48% fueron mujeres con un total de 17 millones; mientras que los hombres representaron el 52% con un total de 18.7 millones sin acceso a estos servicios. 

67.8% de las nuevas ocupadas se concentró en la informalidad

La situación referida refleja las condiciones de desasosiego laboral de la mujer: 67.8% de las nuevas ocupadas se concentró en el sector informal. 

La tasa de informalidad laboral aumentó de 53.32% de las ocupadas en agosto del 2020 a 55.45% en igual mes del 2021, mientras la tasa de trabajo asalariado del género femenino (sueldo, salario o jornal que se percibe por la unidad económica) disminuyó, pasando de 67.42 a 66.14%

El indicador de informalidad considera, sin duplicar, a las personas ocupadas vulnerables laboralmente por la naturaleza de la unidad económica para la que trabajan, con aquellas cuyo vínculo o dependencia laboral no es reconocido por su fuente de trabajo.

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También se incluye a micronegocios no registrados, agricultura de subsistencia y trabajadores sin la protección de la seguridad social.

¿En qué sectores trabajan las nuevas ocupadas?

Por sector económico, de las 3.21 millones de nuevas ocupadas a agosto:

  • 31% se integró a los comercios
  • 20.8% a restaurantes y servicios de alojamiento
  • 13.9% a servicios sociales
  • 13.5% a servicios profesionales, financieros y corporativos;
  • 13% a servicios diversos, y
  • 7% a la industria manufacturera, principalmente. 

De lo anterior resalta que 1.66 millones de mujeres entraron a laborar a los sectores de comercio y restaurantes y servicios de alojamiento (51.8% del total), ramas que utilizan esquemas de informalidad y las más castigadas por la pandemia durante el año pasado. 

Al cierre de agosto de este año, se registraron, como stock, 21.84 millones de mujeres ocupadas en México (39.2% del total nacional).

El nivel de ingresos del género femenino demuestra que casi una tercera parte gana menos de dos salarios mínimos.

De las 21.84 millones de ocupadas, 32.9% ingresa más de 1 y hasta 2 salarios mínimos y 31.1% solamente hasta un salario mínimo. Además, 7.2% no recibe ingresos (trabajadoras dependientes no remuneradas y trabajadoras por cuenta propia dedicadas a actividades agrícolas de subsistencia).

Peor aún: únicamente 1.8% de las ocupadas gana más de cinco salarios mínimos (frente a 2.8% de los hombres).