Las condiciones laborales de millones mexicanos empeoraron al inicio de este año pese al aumento en el salario mínimo, el cual ahora está ligeramente por arriba de la línea de bienestar.
La tasa de condiciones críticas de ocupación nacional subió a 19.58% en febrero (10.61 millones), un máximo desde que se inició el registro en 2005, de acuerdo con datos del INEGI.
Esta medición incluye a las personas que trabajan menos de 35 horas semanales por razones ajenas a ellas, es decir, que quieren trabajar más horas, junto con las que trabajan más de 35 horas semanales con ingresos mensuales menores al salario mínimo y las que laboran más de 48 horas semanales con dos salarios mínimos.
A inicios de este año el salario mínimo en la mayor parte del país pasó de 2,694.98 pesos mensuales a 3,131.74 pesos.
El trabajador que ganaba un salario mínimo en el sector formal sí tuvo un aumento, pero en la informalidad no hay garantía de que ello haya ocurrido y, por otro lado la generación de nuevo empleo se dio en condiciones de pocas horas de trabajo y percepciones de salario que no son adecuadas
José Luis de la Cruz, director general del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
Las cifras más actualizadas del INEGI muestran que, tanto en el sector formal como informal, al cierre de 2018, 27.75% de las personas ocupadas (8.66 millones), ganaban hasta un salario mínimo, mientras que 46% ingresaba más de uno hasta tres y solo 4.53% de los trabajadores ganaba más de cinco salarios mínimos.
Los datos también indican que la tasa de informalidad aumentó en febrero a 57.65% de la población ocupada, un máximo desde octubre de 2016. Esto implica que más trabajadores no cuentan ni con un contrato, ni con el pago de seguridad social y otras prestaciones.
“Antes del incremento más de ocho millones de trabajadores estaban en el rango de un salario mínimo, el problema es que la mitad eran autoempleados gente con un micronegocio y el aumento del salario mínimo no se lo pueden pagar. Las condiciones laborales críticas plantean que ni empleados ni autoempledos ven forma de mejorar su trabajo”, dijo De la Cruz.
En este sentido, el porcentaje de trabajadores por cuenta propia, tuvo un ligero aumento frente al mes inmediato y ante febrero de 2018, al ubicarse en 22.79% de la población ocupado.
Adicionalmente, otro punto que puede crear más presión para el mercado laboral es la desaceleración que ha tenido la creación de empleos formales.
La creación de empleos registrados ante el IMSS se desaceleró 23% anual al crearse 125,982 plazas.
El crecimiento del empleo se ha debilitado principalmente por la pérdida de dinamismo de la actividad económica, pero también hay menor fortaleza en la capacidad generadora de empleo. Posiblemente, la fuerza para absorber o incorporar mano de obra del mercado informal al formal esté disminuyendo
escribió en un reporte Arturo Vieyra, economista de Citibanamex.
Vieyra agrega que, si bien es previsible que algunas medidas gubernamentales como la incorporación de trabajadoras del hogar a la seguridad social o una expansión más acelerada del gasto público en infraestructura impulsen una aceleración en la generación de empleo formal, estas medidas no se verán reflejadas en este año.
De la Cruz comentó que, además de la formalización se requiere crecimiento económico para mejorara el mercado laboral, aunado a que no solo se deben generar mayores oportunidades de empleos, sino también mejores remuneraciones.