Uno de los principales lemas del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador es “primero los pobres”, pero la poca claridad en la estrategia de su política social deja a los mexicanos más vulnerables en la incertidumbre. Como muestra, el programa Prospera que ahora será de becas escolares.

La muerte de Prospera, el programa de asistencia social que nació como Solidaridad en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, es el primer paso en el camino de la transformación. El programa atendía tres segmentos: educación, salud y alimentación, y en 2018 contó con un presupuesto de 46,396 millones de pesos, de acuerdo con cifras oficiales.

Prospera dependía de la extinta Secretaría de Desarrollo Social –ahora Secretaría del Bienestar– y desde el 30 de enero se transformó en el ‘Programa Nacional de Becas para el Bienestar Benito Juárez’, el cual atenderá a jóvenes que cursan la educación media superior y superior en escuelas públicas, quienes recibirán 800 pesos cada mes. Con Prospera los estudiantes recibieron una beca de 6,520 pesos de enero a septiembre de 2018.

Los cambios en el nombre y diseño obedecen a que la entrega de la ayuda se empañó por actos de corrupción y uso electoral. Entre algunas de las irregularidades destacan casos en los que mujeres que recibían recursos eran obligadas a asistir a mítines o votar por el partido político en turno. Además, los beneficiarios recibían entre 30 y 40% menos dinero del monto original.

Especialistas coinciden en que con el nuevo sistema de asistencia pareciera que el gobierno federal cerró la ventanilla de atención para los mexicanos que viven en una situación más vulnerable al sólo dar atención al rubro de educación, a lo que se suma la falta de claridad sobre los nuevos programas.

Hay poca transparencia en la operación de los actuales programas sociales y se están lanzando sin reglas. Las decisiones para su implementación se basan en el combate a la corrupción, y sí existía, pero en casos aislados

dijo Máximo Jaramillo, investigador en el Consejo de Evaluación del Desarrollo Social de la Ciudad de México.

Prospera logró que ocho millones de personas salieran de la pobreza extrema entre 2008 y 2016, ya que el dinero que recibían las familias equivalía a una cuarta parte de sus ingresos totales, que son muy limitados.

La Auditoria Superior de la Federación (ASF) dijo al evaluar la Cuenta Pública 2017 que Prospera mostraba deficiencias en su cobertura y que carecía de indicadores que probaran el impacto de sus resultados, pero lo ubicó dentro de los programas con un desempeño aceptable sin referencia a casos de corrupción.

No obstante, la ASF indicó que la ‘Cruzada Nacional contra el Hambre’, administrada por Sedesol, sólo atendió al 1% de los 7.14 millones de personas en pobreza alimentaria que pretendía atender en 2017.

Por su parte, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) indica que Progresa contaba con un plan de estratégico que tenía definidos los resultados que buscaba obtener y herramientas para medir los avances; sin embargo, recomendó fortalecer la estrategia de cobertura e incluir acciones específicas para cumplir metas en el largo plazo.

Hasta ahora no hay una fotografía que permita ver el panorama completo sobre la política social. Ojalá que en las discusiones que se realizaran sobre el tema se dé lugar a las bases técnicas y que se eviten las políticas de reacción

dijo Héctor Villareal, director general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).

El México de Prospera

Prospera tuvo una evolución más allá del cambio del nombre. El programa que arrancó en agosto de 1988 como Solidaridad, se mantuvo como la principal estrategia para mitigar la pobreza en el país en las siguientes cuatro administraciones.

Al final de 2018, con este programa el gobierno federal daba asistencia a 6.9 millones de beneficiarios, pero con las nuevas políticas sociales únicamente se mantiene la atención en la educación y no ha delineado cómo se atenderá los segmentos de salud y alimentación, ni en qué se emplearán los recursos que se destinaban para estos rubros.

El programa tuvo éxito al impulsar el nivel educativo y mantener a la población con mejores condiciones de salud, por ello, se espera que la Secretaría del Bienestar presente una estrategia integral basada en las trasferencias directas, de acuerdo con Héctor Villareal.

Los mexicanos recibieron por medio de los programas de apoyo e inclusión social 27,644 millones de pesos en 2016, de acuerdo con los datos de la última Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares del INEGI.

Mientras tanto, el número de mexicanos que viven en pobreza se ha mantenido constante. En 1994 los mexicanos que vivían en pobreza sumaban 52 millones, en tanto que, en 2016 la cifra era de 53.4 millones, esto es, 43.6% de la población del país.