El volumen de deuda emitida en forma de bonos corporativos por entidades no financieras en el mundo alcanzó el doble de la deuda real registrada antes de la crisis económica de 2008, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Los niveles de endeudamiento se situaban cerca de los 13 billones de dólares a finales de 2018, revela la publicación Mercados de Bonos Corporativos en TIempos de Política Monetaria No Convencional de la OCDE.
En tan solo una década, de 2008 a 2018, el volumen de bonos corporativos emitidos a nivel global registró una media de 1,700 billones de dólares por año, lo que contrasta con los 864,000 millones de dólares que, como media, se emitieron en los años previos a la crisis.
Las compañías de las principales economías cargaban con 79% del total de la deuda internacional en 2018, y su incremento en el volumen de bonos corporativos pasó de 5,970 billones de dólares a 10,170 billones dólares, es decir, un incremento de 70% en un mismo año, indica el reporte.
Por otra parte, los bonos del mismo segmento pero en países emergentes, recibieron impulso debido al crecimiento de China, con lo que sumaron un aumento de 395% en la última década, es decir, 2,780 billones de dólares en el año pasado.
El informe de la OCDE precisa que “los riesgos y vulnerabilidades de los mercados de deuda corporativa son muy diferentes a los observados durante el ciclo anterior a la crisis. El porcentaje de bonos con grado de inversión de menor calidad es del 54%, un máximo histórico”.
Uno de los principales riesgos que el documento identifica, es la notable reducción de los derechos de los bonistas, “lo que podría acentuar los efectos negativos en caso de que se produjeran tensiones en los mercados”.
El mayor problema podría presentarse si ocurrieran shocks financieros similares a los de 2008, que podrían trasladar 500,000 millones de dólares en bonos corporativos al mercado de deuda sin grado de inversión en el plazo de un año, lo que conllevaría unas ventas difíciles de asumir para inversores sin grado de inversión.
La publicación advierte que, de entrar en una recesión mundial, las empresas más apalancadas tendrían dificultades para hacer frente al pago de su deuda, lo que a su vez podría acentuar una ralentización económica global, debido a la caída de la inversión y al aumento de los niveles de morosidad.
“Aunque los principales bancos centrales han cambiado recientemente el uso de medidas extraordinarias, la futura dirección de la política monetaria seguirá afectando a la dinámica de los mercados de bonos corporativos”, concluye el estudio de la OCDE.