Las grandes inversiones que están llegando a México a causa del nearshoring, la relocalización de plantas industriales desde otros países para reducir los costos de transporte, están concentrándose en el norte del país.
Tal como ocurrió hace tres décadas con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), estas inversiones están generando oportunidades sobre todo en la parte norte y centro del país, lo que deja al sur y suertes rezagado nuevamente.
Y aunque desde el inicio del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador en 2018 se ha buscado aumentar el flujo de dinero y desarrollo a las entidades del sur y sureste, los inversionistas permanecen dudosos de dirigir sus capitales a esa zona del país.
En total, los 6 estados de la frontera norte concentran el 36.8% de la IED en manufactura en la primera mitad de 2023. En contraste, los estados del sur y sureste del país apenas captaron el 0.55% de la IED para ese sector y, junto con Veracruz, apenas suman 4.74% del total nacional.
No es nuevo que las nuevas inversiones motivadas por el nearshoring apunten a las entidades cercanas a la frontera, en buena medida, para facilitar el acceso al mercado estadounidense, principal interés de las empresas que apuestan por la relocalización de sus instalaciones.
Sin embargo, a ello se suman diversos factores que hacen poco atractivo invertir en el sur sureste del país.
Para John Soldevilla, director general de la consultora Ecobi —especializada en economía, negocios e indicadores— las razones que complican llevar inversiones al sur del país implican la distancia con la frontera con Estados Unidos, la falta de infraestructura de transporte y los problemas de conectividad en la región, aún con los proyectos del Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, desarrollados por el gobierno federal.
“El efecto que van a tener estos proyectos es limitado. Lo que está ocurriendo en el norte es un efecto más poderoso. Por el tamaño de la economía del norte, esas desigualdades van a aumentar. Por lo tanto, necesitamos mucho más que estos proyectos que tiene el gobierno”, comentó.
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A ello se suma un cuarto factor. Según Carlos Alberto Bautista, docente de Economía en la Universidad LaSalle, las condiciones del ambiente en la zona, especialmente las elevadas temperaturas y la alta concentración de humedad, dificultan la presencia de muchas industrias, entre ellas la tecnológica.
Tendría que ser la industria alimenticia, porque para otras industrias es un poco más complicado porque hay mucha humedad. La humedad afecta a la industria en general, pero sobre todo a sectores como el electrónico
explicó Bautista.
Incentivos no favorecen la distribución de los beneficios del nearshoring
Apenas el miércoles 11 de octubre, el Gobierno de México anunció que otorgaría incentivos fiscales para 11 giros de negocios que buscaran relocalizar sus plantas productivas.
En esa lista se contemplaron las industrias alimentaria humana y animal, farmacéutica, electrónica, fertilizantes y agroquímicos, maquinaria para relojes, medición y equipo médico, baterías e instalaciones eléctricas, motores para vehículos, equipo eléctrico y electrónico para unidades de transporte, motores y turbinas para aeronaves, y equipo no electrónico para uso médico, dental y para laboratorio, así como la producción cinematográfica.
A decir de Bautista, resulta difícil que la mayoría de esas industrias se instale en alguna de las entidades del sur o sureste del país tanto por los problemas de conectividad como por el tipo de clima que hay en esas zonas.
“No hay empresas interesadas que lleguen a invertir cerca (del sureste); todo el mundo quiere ir al norte porque es más lógico, es más barato invertir en el norte, que queda a unas cuantas horas de Estados Unidos, que intentar ir al sur que queda a días de distancia”, comentó el académico.
De modo que sólo algunos giros como la industria alimentaria, la cinematográfica o la producción de equipos no eléctricos o electrónicos podría encontrar cabida en esa zona, a reserva de que se le dote de buenas condiciones de comunicación, sobre todo para llevar su producción a Estados Unidos.
“Lo mejor que le puede pasar a México es tener más infraestructura. Por ejemplo, si una persona quiere llegar a poner una fábrica en Chiapas, sabes que requiere una carretera que vaya de esa entidad a la Ciudad de México y que no tarde tanto tiempo, pero no la hay, ese es el problema”, acotó.
Para Soldevilla, el gobierno debe realizar políticas activas para redistribuir las inversiones o bien que los beneficios del nearshoring lleguen a más zonas del país y evitar que se concentren en la frontera norte.
“Hay que sumar mucho más porque hay que identificar la vocación productiva de cada uno de los estados. No puede ser general, unos son textiles, otros agropecuarios, hay que desarrollar proyectos para que ellos se monten a esta cadena de valor que va a generar todo este fenómeno del nearshoring”, llamó el consultor.