Los principales indicadores económicos del bienestar de la población mexicana revelan que si bien en las dos últimas décadas han avanzado, esto no ha sido suficiente para reducir la brecha de la desigualdad que existe en el país.
EL CEO analizó ocho indicadores para obtener una aproximación del costo de la vida de una mexicana o un mexicano de 2005 a la fecha, periodo en el que han transitado administraciones con posturas económicas contrastantes, al menos en la narrativa.
Los resultados de dicho análisis arrojan claroscuros: por un lado, se han logrado resultados positivos en rubros como los ajustes al salario mínimo, la disminución de la pobreza laboral o el incremento de la población ocupada con educación superior, pero en otros como el alza de los precios de la canasta básica (un indicador directamente ligado con el poder adquisitivo de las familias), las cifras muestran afectaciones para la población.
¿Hay menos pobreza?
Por ejemplo, en 2005, el porcentaje de la población con ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria, denominada pobreza laboral, fue de 38.1%, mientras que para 2024, con estimaciones de EL CEO, el nivel llegó a 34.1%.
La diferencia en 20 años fue de apenas 3.9 puntos porcentuales, es decir, en dicho periodo todavía más de 30 de cada 100 personas en territorio nacional se encuentran en pobreza laboral, según datos de Coneval.
Bienestar, a medias
Otro caso en los indicadores de bienestar económico es el ingreso laboral per cápita (el ingreso total de un hogar entre el número de sus integrantes) que hace dos décadas era de 2,606 pesos por persona, en términos reales, y para 2024, la estimación se colocó en 3,362 pesos.
Lo anterior dio una diferencia positiva de 756.1 pesos en las remuneraciones del mercado laboral, sin embargo, esto es equivalente a un incremento de apenas 38 pesos cada año.
Un indicador emblemático, siendo el más cercano a la definición de calidad de vida de los mexicanos, es el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita (que refiere a la cantidad de dinero que le correspondería a cada habitante del país si se repartiera a todos por igua)l, que para 2005 llegó a 176,644 pesos.
Ya en 2024, el PIB por habitante cerraría todo el año, con base en proyecciones con información del INEGI, en 195,570 pesos, dando un alza de casi 19,000 pesos (ascenso menor a 1,000 pesos anuales en 20 años).
Claroscuros
En cuanto al gasto de los hogares del país, la diferencia en el caso de la adquisición de vehículos de uso particular es marginal, pues en 2005 apenas 2.26% del gasto total de las familias se asignó a este rubro, y para 2024 llegó a 2.51%.
En vivienda y servicios de conservación, energía eléctrica y combustibles, hace dos décadas el gasto era de 7.57%, frente a 9.48% en este año, un aumento menor a dos puntos porcentuales en 20 años.
No obstante, un gran incremento se observó en el valor de la canasta alimentaria, que resta poder de compra, indicador que transitó de 753.3 pesos mensuales por persona en 2005, a 2,370.2 pesos en 2024, un crecimiento de 214.6%.
En teoría, esto tendría que haberse compensado con los aumentos del salario mínimo, que pasó de 46.8 a 248.93 pesos en el lapso de análisis, dando una variación de 431.9%; no obstante, el crecimiento de dicho indicador (particularmente durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador) no compensó el alza de precios, debido a que más de 50% de los ocupados son informales.
Otro punto “positivo” es la población ocupada en territorio mexicano con instrucción medio superior y superior, que en el 2005 era de 24.3%, subiendo a 47.4% en el año que acaba de finaliza (+23.1 puntos porcentuales), lo que manifiesta el grado de especialización en el sector trabajo.
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