Donald Trump le declaró la guerra a China, la segunda economía más importante del mundo y, al menos por ahora parece perderla.
Aun con los aranceles que Estados Unidos ha impuesto, el dragón asiático se mantiene como su principal proveedor, esto pese a que las importaciones desde Estados Unidos se han desacelerado.
En los dos primeros meses del año, Estados Unidos importó 74,800 millones de dólares de China, 11.85% menor a los 84,856 millones del mismo lapso del año pasado.
Trump también consiguió reducir las exportaciones estadounidenses a 15,568 millones de dólares desde los 19,641 millones de un año antes.
Estados Unidos impuso aranceles a las importaciones provenientes desde China por 250,000 millones de dólares en un intento por revertir el déficit comercial que mantiene con el país asiático, al que también acusa de robar tecnología de las empresas estadounidenses. China contestó con la misma moneda.
De acuerdo con un studio de Chad Bown y Eva (Yiwen) Zhang del Peterson Institute, las exportaciones de China también fueron afectadas por cuatro grupos de aranceles especiales, incluidos el acero, el aluminio, los paneles solares y las lavadoras. Así, más de 50% de las importaciones estadounidenses desde China quedaron sujetas a una protección comercial especial de Estados Unidos.
Desde su campaña presidencial, Trump prometió revertir el déficit comercial de Estados Unidos tanto con China como con México. No obstante, esto no ha sucedido y, mientras que el comercio total entre Estados Unidos y China se desaceleró, México desbancó al dragón asiático y se impuso como el mayor socio comercial de Trump.
En los dos primeros meses del año el comercio total entre los países vecinos sumó 97,400 millones de dólares, seguido por Canadá y China.
La elección proteccionista de Trump puede rendir frutos políticamente. Si bien hubo relativamente pocos ganadores económicos estadounidenses de la protección arancelaria de Trump, los que sí obtuvieron ganancias se concentraron geográficamente en distritos competitivos políticamente competitivos, como el Cinturón del Óxido, donde suele tener lugar una de las votaciones más cercanas al año electoral
dice el estudio de Bown y Zhang.
Por lo pronto, los participantes de los mercados financieros están a la espera de un acuerdo comercial entre Trump y China, luego de que la guerra de aranceles ya ha generado una desaceleración de la economía mundial.