El Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público, la medida más amplia de la deuda pública, ha mostrado un crecimiento de doble dígito en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pero el aumento ha sido de menor dimensión si se compara con sus dos antecesores: Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón.
De acuerdo con las estadísticas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), de diciembre del 2018 a junio del 2024, la deuda creció 17.7% real.
Dicho de otra manera, el presidente López Obrador asumió el cargo cuando la deuda pública se encontraba en 10.55 billones de pesos y, al cierre de junio de 2024, se ubicó en 16.03 billones de pesos.
En el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto el saldo histórico de la deuda pública tuvo un aumento de 45.5% real entre diciembre del 2012 a junio del 2018. La deuda subió de 5.89 billones de pesos a 10.48 billones de pesos.
Por su parte, en el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa la deuda total tuvo un aumento de 46% real entre diciembre del 2006 a junio del 2012. El saldo aumentó de 3.1 billones a 5.6 billones de pesos, de acuerdo con Hacienda.
Aumentos robustos en la deuda pública
El subdirector de análisis económico en CIBanco, James Salazar, comentó que en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador claramente hay un incremento robusto en los niveles de endeudamiento.
Lo cual no sería un problema si es que hubiera habido un gasto público que se hubiese traducido en una mayor actividad económica. La realidad es que parece que no,
comentó.
La SHCP ha proyectado que el saldo histórico de la deuda termine el año en 50.2% del Producto Interno Bruto (PIB). En 2018, el gobierno de López Obrador la recibió en 43.6% del Producto.
Salazar mencionó que no está tan mal la situación de la deuda como porcentaje del PIB ya que el 50% es manejable y no implicaría una alerta, incluso “si nos comparamos, México está bien posicionado”.
No obstante, que la deuda sea el equivalente a 50% quiere decir que la pagarías con medio año de todo lo que produces en la economía.
Lo importante es que la deuda sea sostenible, esto significa que el gobierno tenga crecimientos constantes de los ingresos para poder hacer frente obligaciones financieras.
Agregó que México crece económicamente muy poco y también se recaudan pocos ingresos tributarios, a pesar de las mejoras que ha habido en este sexenio. “Estamos muy lejos de los óptimos de recaudación”.
Deuda como porcentaje del PIB relativamente estable
El vicepresidente y codirector de inversiones en Franklin Templeton, Luis Gonzali, comentó en entrevista que el indicador de deuda como porcentaje del PIB ha permanecido relativamente estable tomando en cuenta, el golpe de la crisis del Covid.
(La actual administración) entrega el país con una duda sobre el PIB relativamente sana, sobre todo si lo comparamos con sus pares en América Latina.
Sin embargo, hay ciertas preocupaciones sobre todo los últimos años porque se han visto déficits un poco más altos y ello ha sido la crítica en los presupuestos de los últimos años, comentó Gonzali.
Los RFSP se prevén que terminen el año en 5.9% del PIB. No obstante, el gobierno obradorista lo tomó cuando fue el equivalente a 2.1% del PIB.
Agregó que ahora hay que presionar al gobierno entrante para que cumpla la palabra de buscar la disciplina fiscal. La siguiente administración, que será encabezado por Claudia Sheinbaum, ha mencionado el déficit fiscal se ubicará entre 3% y 3.5% del PIB.
El vicepresidente y codirector de inversiones en Franklin Templeton consideró que sí se puede llegar a realizar la disminución en el déficit porque el se terminarían las obras insignia como el Tren Maya y la Refinería Olmeca.
Sin embargo, dijo que, hay que ver también cómo planean el déficit para los años subsecuentes del próximo sexenio “porque definitivamente sí habrá presiones del lado del ingreso”.
El déficit fiscal refiere que entre más profundo sea el número mayores la necesidades de financiamiento como lo es mayor contratación de deuda pública.
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