Sólo el 17% de los jóvenes entre 15 y 29 años tienen ingresos suficientes para comprar una canasta básica para dos personas, una muestra de la precariedad de las condiciones laborales para este segmento de la población, anunció la alianza Jóvenes con Trabajo Digno, conformada por organizaciones civiles, organismos empresariales y fundaciones.

Antes de los 70, cualquier joven con licenciatura o conocimiento de un oficio o carrera técnica podían integrarse al mercado laboral y aspirar a formar una familia. Ahora, incluso la edad en la que un joven se vuelve autónomo se ha ido incrementando año con año(…) los jóvenes viven en una situación crítica en la que les es imposible independizarse de sus padres

Rosario Silva, Escuela Nacional de Trabajo Social

De acuerdo con números de la alianza, el 18% de los jóvenes se encuentran desempleados, mientras que el 80% de los que sí tienen empleo no cuentan con sueldo suficiente para comprar canasta básica para dos personas.

Además, el 51% no tiene seguridad social y el 63% no tiene contratos estables.

Silva explicó que una crisis que tiene más de 40 años de gestación en México no se resolverá de la noche a la mañana, y agregó que los programas necesarios ya están ahí, pero hace falta operarlos.

“Lo más importante no es dar dinero, sino que los jóvenes aprendan las habilidades necesarias para incorporarse a distintas áreas de ocupación”.

Las joyas de la corona para la actual administración son los programas de Becas Benito Juárez, Jóvenes Escribiendo el Futuro y Jóvenes Construyendo el Futuro. Este último tiene como objetivo, precisamente, la incorporación de jóvenes a empresas privadas para prepararlos y acercarlos a una oportunidad de empleo formal.

La situación de los jóvenes nunca había sido prioritaria en sexenios anteriores. Es relevante que, tanto en discurso como en presupuesto, cobre relevancia la juventud y el programa (Jóvenes Construyendo el Futuro).

El diagnóstico es correcto: los jóvenes que no trabajan y no estudian es porque no tienen las oportunidades

Daniela Dorantes, Directora de Servicios a la Juventud (organización miembro de la alianza Jóvenes con Trabajo Digno)

Dorantes considera que el mercado laboral mexicano ha estado estancado durante muchos años. A esto se suma la falta de eficiencia de los programas que se han establecido para asistir a los jóvenes, los cuales se enfrentan con barreras como la falta de experiencia e incluso discriminación.

La alianza promueve el diálogo con los empleadores para resaltar la importancia de la seguridad social y contratos estables, pero Dorantes reconoce, aunque la autoregulación es importante, hace falta considerar también los castigos que la política pública genera para que las empresas se acaten a las normas, los cuáles no están cumpliendo con su objetivo.

“Cada vez es más común el outsourcingilegal y la falta de garantías dentro del trabajo, que es en gran parte lo que agrava este problema. (Además) no hay trabajo, que es una de las grandes crisis del país, y eso provoca que haya mucha gente que prefiere no buscar, que es el caso de las mujeres, que ya no están buscando trabajo”

Dorantes resaltó que el Gobierno ya cuenta con las escuelas de capacitación técnica, aunque con un presupuesto reducido, además de los sistemas nacionales de empleo, las políticas de formación para el trabajo y las nuevas Universidades Benito Juárez, las cuáles deberían articularse con Jóvenes Construyendo el Futuro para aumentar el impacto positivo de este.

Además, el programa debería establecer claramente sus reglas operativas e indicadores de resultados y de impacto, para analizar sus aciertos y fallas, al tiempo que se pueden impulsar iniciativas como la obtención de habilidades socioemocionales para insertarse mejor al mercado laboral.

La alianza adelantó también que ya está en pláticas con la Secretaría del Trabajo y que planean presentar a la Cámara de Diputados propuestas para ser incluidas en el Decreto del Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, con el objetivo de mejorar la operatividad de Jóvenes Construyendo el Futuro.

Ambas expertas resaltaron la necesidad de dar continuidad a programas que atienden a sectores vulnerables de la población.

“No tenemos planes nacionales de largo plazo, sino programas sexenales que, al llegar el siguiente, se le ocurre algo más y lo echa a andar sin evaluar el impacto del programa anterior”, lamentó Silva.