El principal indicador de la economía mexicana, que es la demanda doméstica, cerró con fuerza el 2022, dando optimismo a los mercados. Sin embargo, todavía existen vientos en contra para este año, como una elevada inflación y el ciclo alcista de la tasa de interés.

De acuerdo con datos desestacionalizados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Indicador mensual del consumo privado en el mercado interior creció 1.01% en diciembre pasado, respecto a noviembre previo.

 

CONSUMO DIC 22

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Este incremento significó el mejor resultado en los últimos diez meses, que además, compensó la disminución de 0.67% anterior.

Consideramos que la caída del mes previo marcó solamente una pausa, con la resiliencia del sector continuando pese a los prevalecientes vientos en contra

expuso Banorte.

Añadió que el dinamismo del consumo se basó en tasas de desempleo históricamente bajas, continuidad de transferencias gubernamentales a través de programas sociales, ingresos sostenidos de los hogares receptores de remesas.

Así como por el alargamiento en la estacionalidad de descuentos por parte de comercios, especialmente pymes, que eran típicamente vistos sólo durante noviembre.

El mayor nivel en 17 meses

Por su parte, el otro componente de la demanda doméstica, la inversión fija bruta, registró un incremento mensual de 2.70% en diciembre del año pasado, que representó el mayor nivel en 17 meses.

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Buena parte de esta mejora está relacionada a la inversión en las obras prioritarias de la administración federal y ello se ve reafirmado en las cifras del mes, pues el avance dentro del segmento se da en el rubro de construcción no residencial (+2.19%)

reporta Monex .

Asegura que es posible que el clima de aversión al riesgo en torno a México haya comenzado a asentarse, lo que facilitará la reactivación de los flujos en el mediano plazo.

El grupo financiero asevera que el gasto público y la llegada de empresas transnacionales para sumarse a la tendencia del nearshoring son los catalizadores que lucen como los más determinantes, aunque habrá que calibrar los impactos por la posible desaceleración global y las altas tasas de interés.

Vientos favorables

Banorte no descarta para este 2023 vientos favorables, como una mayor normalización de las cadenas productivas e inventarios, mejores condiciones del comercio internacional, el incremento al salario mínimo, el arribo de empresas asiáticas por el nearshoring y una mayor demanda de bienes de consumo.

No obstante, menciona que los mismos elementos que limitaron el desempeño durante gran parte del 2022 siguen presentes en la economía.

En primer lugar, las presiones inflacionarias, que si bien han ya no se enfocan en los energéticos, continúan en alimentos procesados y servicios específicos, en conjunto con otros insumos después de la reapertura en China

advierte el grupo financiero.

Como consecuencia de esto, un segundo factor sigue, siendo el apretamiento monetario adicional a nivel global.