La temporada festiva de diciembre y la comparación con el periodo de mayor nivel de contagios de COVID-19 y fuertes restricciones distorsionaron la percepción de los hogares mexicanos.
El Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) se ubicó en 42.53 puntos en el último mes del 2022, el mejor resultado en el segundo semestre del año, de acuerdo con datos desestacionalizados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
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Este nivel fue 1.48% mayor respecto a noviembre pasado, continuando con la racha de crecimiento por cuarto mes al hilo.
Todos sus componentes del ICC mostraron ascensos mensuales, destacando el referente a la condición económica del país dentro de 12 meses respecto a la actual situación (alza de 2.47%).
Respecto a los porqués del incremento es importante recurrir al contexto festivo de la temporada, que es difícil capturar al 100% aún con el ajuste estacional, y a la comparación inmediata con las etapas de mayor explosividad en los contagios de Covid-19 y fuertes restricciones
advirtió Monex.
Incertidumbre en términos anuales
Sin embargo, la percepción del consumidor es pesimista si se compara con el 2021. Además, los últimos indicadores manifiestan un cierre de 2022 desalentador.
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La confianza del consumidor disminuyó 3.7% a tasa anual durante diciembre pasado, consiguiendo siete meses consecutivos con caídas. Es decir, la percepción de las familias mexicanas fue peor el año pasado en relación con el 2021.
A su interior, los cinco componentes del ICC se contrajeron. El desplome más pronunciado se dio en las posibilidades actuales del hogar, comparadas con las de hace un año, para realizar compras de muebles, televisor, lavadora, otros aparatos electrodomésticos (8.5%).
Lo anterior demuestra que los mexicanos perciben los elevados niveles inflacionarios que vive el país.
Indicadores manifiestan pesimismo
Los indicadores más recientes manifiestan que la economía mexicana, en términos generales, cerró el año pasado con pesimismo.
Por ejemplo, el Indicador Oportuno de la Actividad Económica reveló que en noviembre pasado, tras cuatro meses con incrementos seguidos, la economía mexicana caería 0.10% a tasa mensual desestacionalizada, avivando los temores de recesión.
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En tanto, la inflación anual llegó a 7.77% en los primeros quince días de diciembre pasado, que significó permanecer por 43 quincenas (21.5 meses) fuera del rango del Banco de México, de 2-4%.
Esta situación provocó que en su última decisión de política monetaria, el banco central situara en 10.50% la tasa de referencia; la tasa de interés comenzó el 2022 en 5.50%, situación que encarece los costos de financiamiento.
La elevada inflación y el ciclo alcista de la tasa de política monetaria restan poder de compra a las familias mexicanas, perjudicadas también por la caída en noviembre de 3.9% mensual de las remesas, una de las principales fuentes de ingresos del consumo.
Al igual que sucede con las remesas y las ventas de autos, ello nos hace pensar que será difícil que se mantenga un comportamiento dinámico en el 2023, sobre todo por la incidencia que los temas de recesión tienen en la psicología del consumo
concluyó Monex.
ICE, en deterioro
Además, el consumidor tiene una percepción contraria a la del empresariado, ya que el Indicador de Confianza Empresarial (ICE) general cayó 1.39 puntos en el último mes del año pasado, respecto a noviembre.
Esta disminución fue la segunda al hilo y significó registrar ocho meses con descensos en todo el 2022.
Lo anterior colocó al ICE, que realiza el Inegi en 45.02 puntos, el menor nivel en los últimos 22 meses.