Carne y cosechas: así impacta el cambio climático en la seguridad alimentaria

Carne y cosechas: así impacta el cambio climático en la seguridad alimentaria

Tomar acciones contra el calentamiento global se vuelve una tarea cada vez más apremiante, no solo por los desequilibrios ambientales que tiene aparejado, sino también porque la suficiencia alimenticia en el mundo depende de que la temperatura mundial no suba.

Por cada grado centígrado que sube la temperatura a nivel mundial, baja la productividad de los cultivos de los principales granos para consumo humano: el maíz, el trigo, el arroz, la soja y el sorgo, advierte el Reporte Especial sobre Cambio Climático y Suelo del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) dado a conocer el 8 de agosto.

Esto ocurre debido a que las cosechas son vulnerables a los climas extremos, como sequías o inundaciones, que se han acrecentado en las últimas décadas por el cambio climático, explican R.K. Mall, A. Gupta y G. Sonkar en el texto ‘El efecto del cambio climático en las cosechas agrícolas’ (2017).

Actualmente, 72% de la superficie no congelada del planeta es utilizado en actividades humanas como agricultura, ganadería, plantaciones forestales u otras actividades.

Esto ha traído consigo un exceso en la producción, que ocasiona que 30% de los alimentos cultivados a nivel mundial se desperdicien y ocasionen más gases de efecto invernadero, destaca el reporte.

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“Los datos disponibles desde 1961 muestran que la oferta per cápita de aceites vegetales y carne ha aumentado a más del doble y la oferta de calorías alimentarias per cápita ha aumentado en un tercio. Actualmente, el 25-30% del total del alimento producido se pierde o desperdicia”, señala el informe del IPCC.

La tierra que ya se está cultivando podría alimentar a la población en un contexto de cambio climático y ser una fuente de biomasa que proporcione energía renovable, pero se deben adoptar iniciativas tempranas de gran alcance que incidan simultáneamente en diversos ámbitos

, explicó Hans-Otto Pörtner, copresidente del Grupo de Trabajo II del IPCC.

Reducir consumo de carne es una alternativa

A pesar de que no existe una recomendación expresa por reducir el consumo de carne a nivel mundial en el estudio, sí se hizo un llamado a terminar con la deforestación.

Una de las principales causas de que se haya reducido el área de los bosques a nivel mundial es justamente la actividad agropecuaria.

Durante la década de 1990, los bosques se redujeron casi 94,000 kilómetros cuadrados cada año a nivel mundial. La mayor parte de estos territorios se utilizaron para cultivar alimentos o para el ganado, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).

Además, el consumo de carne está relacionado a estándares de vida.

Comparado con otros commodities, la carne se caracteriza por altos costos de producción y altos precios de venta. La demanda de carne está asociada con mayores ingresos y cambios de alimentación que favorecen el alza en proteínas de fuentes animales

Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

En México, el consumo de carne se ha mantenido estable en los últimos años, con alrededor de 8.8 kilogramos de consumo per cápita anualmente.

Se espera que en los próximos años, la demanda de carne roja se reduzca marginalmente, lo que ayudaría a combatir el cambio climático, de acuerdo con cifras de la OCDE.

Sin embargo, el caso mexicano -que no entra entre los mayores consumidores del mundo- no representa el comportamiento esperado de los países que comen más carne, de acuerdo con las expectativas de la OCDE.

Charlotte Streck, de la organización Climate Focus, alertó sobre la importancia de la reducción del consumo de carne para combatir el cambio climático. Durante la presentación del documento del IPCC, la especialista destacó que reducir el consumo de carne permitiría liberar tierra para la reforestación.

“El suelo es tanto una fuente como un sumidero de gases de efecto invernadero y cumple un rol clave en el intercambio de energía, agua y aerosoles entre la superficie terrestre y la atmósfera. Los ecosistemas terrestres y la biodiversidad son vulnerables ante el cambio climático y eventos climáticos extremos, en distintos grados. El manejo sustentable de la tierra puede contribuir a reducir los impactos negativos de múltiples fenómenos, incluido el cambio climático, los ecosistemas y las sociedades”, dice el informe.

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