El cofundador de Microsoft, Bill Gates, pertenece al campo de los que creen que los economistas realmente no saben qué está pasando con la macroeconomía.

Los economistas realmente no entienden la macroeconomía

dijo Gates en una entrevista con Quartz.

“Incluso hoy, aún hay gente discutiendo sobre lo qué pasó en 2008. Así que es incluso más difícil mirar hacia adelante”, detalló.

¿El problema? Según Gates, la dificultad radica en que la economía no es como otras ciencias como la física, en la que puedes predecir los resultados de ciertas acciones.

“¿Regresarán las tasas de interés a la normalidad y por qué no lo están haciendo? No lograrás un consenso entre economistas como lo harías si lanzas una pelota desde tu ventana y le preguntas a los físicos: ‘¿qué diablos pasó?’”, dijo el copresidente de la Bill & Melinda Gates Foundation.

La situación se complica aún más al tomar en cuenta la expansión de la influencia de la economía en la formulación de políticas públicas y en la cultura popular, señala Quartz, además del surgimiento de situaciones que antes eran impensables.

Actualmente, los inversionistas ya acceden a pagar a algunos gobiernos para que resguarden su dinero.

“La idea de tasas de interés negativas a 10 años, o como sucede ahora en Alemania, a 30 años, es un territorio macroeconómico inexplorado. Como dice Warren Buffet, revisa cualquier libro de texto sobre economía y encuentra una referencia a tasas de interés negativas -no la encontrarás.”, subrayó Gates al hablar de las preocupaciones sobre una desaceleración global.

“Y aún así, casi la mitad de la deuda gubernamental global -sin tomar en cuenta la de Estados Unidos- tiene una tasa de interés negativa. Y hay ciertas razones por las que eso no debería estar sucediendo, pero está sucediendo”, dijo.

‘Oferta y demanda ya son irrelevantes’

No es la primera vez que Gates critica la manera en la que se estudia la economía. El año pasado, cuando reseñó el libro “Capitalism without Capital”, de Jonathan Haskel y Stian Westlake, destacó el caso de bienes intangibles como el software, los e-books o las películas, en los que el costo no se eleva conforme aumenta la oferta, como sí sucede con bienes tradicionales como los automóviles.

“El software no se comporta de esa manera. Microsoft puede gastar mucho dinero en desarrollar la primera unidad de un nuevo programa, pero cada unidad después de esa se produce virtualmente gratis”, explica Gates.

Y, destaca, cada día es más grande la proporción de la economía mundial que no se ajusta al modelo tradicional, lo que tiene implicaciones para medidas como las leyes fiscales y las políticas económicas implementadas.

“Los hacedores de políticas deben ajustar su actuación para reflejar las nuevas realidades. Por ejemplo, las herramientas que muchos países usan para medir los bienes intangibles no están actualizadas, así que tienen una imagen incompleta de sus economías”, critica.

“Estados Unidos no incluyó una medición sobre software en el PIB hasta 1999. Incluso actualmente, el PIB no cuenta la inversión en cosas como investigación de mercado, branding y entrenamiento, bienes intangibles en los que las compañías están gastando montos enormes de dinero”, critica.

Por ello, Gates recomienda el libro de Haskel y Westlake, pues explican qué pueden hacer los países para no quedar relegados “en un mundo en el que la gráfica de oferta y demanda de las clases básicas de economía es cada vez más irrelevante”.