Una de las acciones que lleva a cabo el Banco de México (Banxico) es el de generar monedas y billetes para su circulación en el territorio nacional.

Sin embargo, estos billetes y monedas tienen un tiempo de uso y el banco central lo determina de dos maneras diferentes.

Para lograr el cambio, Banxico tiene que preparar una solicitud de los nuevos papel moneda a través de las dos Fábricas de Billetes, una en la Ciudad de México y otra en Jalisco.

Además, hace la compra de las monedas a la Casa de Moneda de México, la cual depende de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Foto: Banxico

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Así se da fin a los billetes y monedas

Banxico señala en su manual de circulación de billetes y monedas que el tiempo de vida de estas dos denominaciones es totalmente distinto.

En el caso de los billetes, Banxico señala que se mide la percepción que tiene la población sobre la calidad del billete. También se capacita a los bancos comerciales para clasificar a los billetes en aptos para circular o deteriorados.

Los deteriorados se retiran de la circulación para su posterior destrucción. Dos tercios de la producción de la fábrica de billetes son para reponer el billete destruido.

Sin embargo tienen que ser durables. La duración promedio de los billetes depende de sus características físicas, su uso, y las condiciones climatológicas.

En el caso de las monedas, Banxico destaca que no suelen sustituirse por estar deterioradas.

Éstas nunca regresan al banco central, y cuando lo hacen, se utilizan los mismos canales empleados para distribuirla; es decir, los bancos depositan la moneda en Banco de México, ya sea en alguna sucursal o en la oficina central.

Todas las monedas depositadas en sucursales se envían a la oficina central.

Foto: Banxico

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El Banco de México señala que los billetes y monedas se usan porque son durables, es decir, pueden circular en buen estado por un tiempo razonable; transportables, debido a que tienen el tamaño ideal para que quienes los utilicen puedan moverse sin dificultad; divisibles, dado que las denominaciones existentes permiten pagar con exactitud el precio de cualquier mercancía; y homogéneos, ya que cualquier billete o moneda de la misma denominación es exactamente igual a los demás.

Por ley, los establecimientos comerciales no pueden negarse a aceptar billetes y monedas; los bancos están obligados a cambiar gratuitamente los billetes y monedas a todo público por otros de diferentes denominaciones.

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