Este miércoles, se publicó el último informe regional del Banco Mundial, en el cual prevé un magro repunte económico en Latinoamérica y el Caribe este año, además de que pide “reformas urgentes” para superar la crisis del COVID-19 y evitar otra “década perdida”.

El organismo multilateral volvió a revisar al alza su pronóstico de expansión económica en Latinoamérica y el Caribe para 2021, a 6.3% frente al 5.2% proyectado a mediados de año, sin embargo, el repunte económico está aún por debajo de la contracción del 6.7% de 2020.

El informe semestral del Banco Mundial para América Latina y el Caribe indica que los pronósticos de crecimiento para 2022 y 2023 son “igualmente mediocres”, de 2.8% y 2.6%, respectivamente. 

Lo anterior implica un retorno a la tasa de crecimiento anual de la región en la década de 2010, cuando el PIB regional aumentó 2.2%, frente al 3.1% del resto del mundo.

“La deslucida recuperación, sumada a las bajas tasas de crecimiento de la década anterior, sugieren la existencia de problemas estructurales internos en la región”, explicó el Banco.

“Si no se abordan estos factores estructurales, es probable que el crecimiento anémico se mantenga y sea insuficiente para avanzar en la lucha contra la pobreza, y aliviar las tensiones sociales”, advirtió.

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“Abrumadores” costos sociales

Latinoamérica y el Caribe, con solo 8% de la población mundial, representa más del 30% de las muertes reportadas globalmente por COVID-19, y aunque la región está saliendo de la crisis causada por la pandemia, “la recuperación es más lenta de lo esperado, y las secuelas que ha dejado en la economía y la sociedad tardarán años en desaparecer”, estimó el BM.

De acuerdo con el informe “Recobrar el crecimiento: Reconstruyendo economías dinámicas pos-covid con restricciones presupuestarias”, las tasas de pobreza a los niveles más altos en décadas y pérdidas de entre uno y un año y medio en educación, son algunos de los “abrumadores” costos sociales de la pandemia.

Entre los retos que enfrenta la región se encuentran la reaparición del virus, la contracción de la liquidez global por suba de tasas para frenar la inflación, y el alto endeudamiento del sector privado.

Además, la relación promedio de la deuda pública con respecto al PIB subió “drásticamente” en dos años en 15 puntos, hasta alcanzar el 75.38%, según el reporte.

“Cada vez es más evidente la urgencia de abordar agendas políticas desatendidas durante mucho tiempo que frenan el crecimiento en la región”, señaló el Banco.

¿Cómo evitar otra “década perdida”? 

¿Qué hay que hacer entonces para no caer en otra “década perdida” como la de los años 1980 por la crisis de la deuda?

Primero que nada, replantear las prioridades del gasto y poner el foco en fortalecer los sistemas de salud y educación para contrarrestar la pérdida de aprendizaje e impulsar carreras cortas en línea con las necesidades de la industria, señala el BM.

En un contexto de restricciones presupuestarias, los países de la región también deben apostar a la investigación, incrementando su baja inversión promedio del 0.6% del PIB en innovación y asegurando vínculos con el sector privado en este apartado. 

Según el informe, en el deber está también desarrollar la infraestructura, que ha visto la inversión pública como porcentaje del PIB reducirse en dos tercios desde la década de 1980.

En términos de energía, la generación debe ser más respetuosa del medio ambiente y apuntar a eliminar subsidios.  

El Banco Mundial no pide recortar el gasto público de forma generalizada, pero sí mejorar las contrataciones para reducir la corrupción. Según sus estimaciones, el gasto ineficiente por sobornos y presupuestos inflados es “enorme”, de alrededor del 26% sobre el costo de los proyectos.

Potenciar la recaudación impositiva es clave y subir impuestos sin afectar el crecimiento es posible, sostiene el informe, que propone aumentar los impuestos a la propiedad inmobiliaria o gravar productos azucarados.

Además, sugiere combatir la evasión tributaria, señalando que en la región las tasas de evasión promedio del IVA y del impuesto a las sociedades son del 29.4% y 49.2%, respectivamente.