El millonario español Amancio Ortega, fundador del imperio Zara, ha encontrado un filón económico en las inversiones inmobiliarias, alquilando incluso edificios a su competencia. 

La sede de Amazon en Seattle, tiendas y oficinas prestigiosas en Londres, París y Nueva York, destacan entre sus activos inmobiliarios.

La más reciente adquisición, a principios de noviembre, fue un complejo de oficinas ocupado por Facebook en Seattle por 415 millones de dólares (376 millones de euros).

En esa misma ciudad, Ortega compró por 470 millones de dólares hace unos meses el complejo “Troy Block”, que alberga parte de la sede de Amazon.

En total, la cartera de bienes raíces del rey de la “moda rápida” rozaba a finales de 2018 los 10,000 millones de euros, según los últimos datos publicados por Pontegadea Inversiones, el holding inmobiliario del fundador del grupo Inditex.

Pontegadea recauda casi la totalidad de los dividendos acumulados por el empresario, los cuales ascienden a unos 1,600 millones de euros en 2019, para reinvertirlos en activos inmobiliarios, explicó un portavoz del holding a la AFP.

El discreto millonario de 83 años se retiró de la gestión ejecutiva de su grupo Inditex, que engloba ocho marcas como Zara y Massimo Dutti, pero conserva 59% de su capital.

Con un modesto origen como fabricante de batas en el noroeste de Galicia, Amancio Ortega es actualmente el sexto hombre más rico del mundo, según la revista Forbes.

Diversificar y preservar

Los empresarios que acumulan capital de su negocio habitualmente tienen un vehículo de inversión que gestiona ese exceso, señala a la AFP el profesor de finanzas en la escuela de negocio ESADE, Juan Carlos Amaro.

El objetivo es “diversificar y preservar” su fortuna construyendo un “refugio” frente a las fluctuaciones bursátiles, explica.

Con una reputación de empresario prudente, Ortega no busca especular con lo inmobiliario, sino invertir en algo sólido a largo plazo, afirman analistas preguntados.

Se escogió una actividad relativamente conservadora, no con gran rentabilidad pero bastante estable,

señaló a la agencia de noticias un portavoz de Pontegadea.

El grupo evita las inversiones en edificios de viviendas, potencialmente más rentables pero con mala reputación en España, todavía marcada por la crisis inmobiliaria que estalló en 2008.

Así, su cartera consiste en oficinas, tiendas y algunos hoteles.

Además de numerosos edificios en Madrid y Barcelona, Ortega se prodigó en Londres, donde es el propietario con más inmuebles en la conocida arteria comercial de Oxford Street.

En París posee la tienda de Apple en el barrio de la Ópera y un inmueble comercial en los Campos Elíseos.

Las adquisiciones se hacen “solo en capitales de grandes países estables”, preferentemente en barrios consolidados y sin bruscos movimientos inmobiliarios, explica el portavoz.

“Son oficinas con inquilinos de primera categoría, con una solvencia muy buena”, con cierta predilección por las grandes multinacionales, indica el profesor de EADA Business School, Rafael Sambola.

Estos criterios suelen encajar en Estados Unidos donde, en los últimos años, sus negocios inmobiliarios funcionaron bien en Miami, San Francisco, Nueva York y Washington.

“Creo que quiere una diversificación de tipos de cambio suficientemente eficiente” para prevenir decepciones con el euro o la libra, añade Manuel Romera, director del departamento de finanzas de la escuela IE.

Alquilando a la competencia

Su imperio inmobiliario alcanza nueve países: España, Francia, Portugal, Reino Unido, Italia, Estados Unidos, México, Canadá y Corea del Sur.

Dotado de una “inclinación por las cosas bonitas”, Ortega solo compra edificios “bonitos”, dicen en Pontegadea.

El millonario se hizo, por ejemplo, del Haughwout Building, una joya de la arquitectura clásica neoyorquina, o el 815 Connecticut Avenue, unas oficinas acristaladas a dos pasos de la Casa Blanca en Washington.

Las rentas del alquiler (405 millones de euros en 2018) se reinvierten inmediatamente en el holding, según Pontegadea.

El propietario de Zara no duda en alquilar inmuebles a la competencia, como la tienda madrileña de la cadena irlandesa Primark.

¿Y podría intentar encarecer el alquiler a sus rivales? Los contratos se rigen con “condiciones de mercado”, responden en Pontegadea, asegurando que vigilan lo contrario, no favorecer las marcas de Inditex.

Recientemente, Ortega se aventuró fuera del sector inmobiliario al comprar el 10% de Telxius, la filial de cables submarinos del gigante de telecomunicaciones español Telefónica.

Pero la inversión responde a la estrategia del fundador de Zara: “Son activos físicos necesarios para desarrollar actividades de otras empresas”, especialmente gigantes tecnológicos y de telecomunicaciones, “con perspectivas de rentabilidad a largo plazo”.