Acceder a una vivienda se ha vuelto cada vez más complicado para los mexicanos.
En México, 71.7 millones de personas no cuentan con acceso a la seguridad social, lo que además de no tener acceso a servicios de salud implica no tener ahorro para el retiro y con esto, fondo para la vivienda, de acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Altos niveles de informalidad, bajos salarios y malas prácticas de subcontratación son los principales factores. Al cierre de abril, 56.7% de la población ocupada laboraba en la informalidad.
En este contexto, ha surgido una iniciativa que pretende construir viviendas para que las personas que estén o no afiliadas al Infonavit o Fovissste puedan comprar un inmueble.
La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, delegación Ciudad de México y la Academia de Ingeniería han desarrollado el proyecto Fideicomiso de Inversión en Bienes Raíces para Vivienda de los Trabajadores (Fibravit), un modelo de renta para que la vivienda alquilada después de un plazo de 25 años se revierta a favor del beneficiario.
Estamos modelando que puedan ser rentas para las grandes ciudades, que vayan desde los 4,000 a 5,000 pesos con un incremento fijo anual de 4% y que alcance el valor de una hipoteca en el año 12 o 13 con tasas de interés que hay ahorita y que en los siguientes 13 o 18 años el inversionista de la Fibra recupere su inversión y tenga un rendimiento razonable y pueda revertir la propiedad a favor del inquilino
comentó en entrevista Armando Díaz Infante, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, delegación Ciudad de México.
Las Fibras o Fideicomisos de Inversión en Bienes Raíces son un vehículo de inversión en desarrollos inmobiliarios que generan ingresos por rentas y/o la venta de sus activos. El patrimonio inmobiliario de la Fibra es operado y administrado por un especialista que garantice su plusvalía y el incremento de los flujos, rentas y/o ventas.
Este instrumento pulveriza los activos al emitir Certificados de Participación Inmobiliaria (CPI), los cuales tienen el respaldo de los bienes inmuebles y representan una fracción de los mismos. Su valor se evalúa periódicamente reflejando su plusvalía y genera dividendos por las rentas que se reciben .
El proyecto contempla grandes ciudades del país como la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y Tijuana, para lo que el beneficiario tendría que demostrar ingresos de entre 12,000 y 15,000 pesos mensuales.
“Ya lo publicamos (el proyecto) en octubre (…) Lo presentamos con representantes del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y estarían dispuestos a financiar esta Fibra para hacer más accesibles las rentas. Estamos buscando a la Sociedad Hipotecaria Federal, estamos viéndolo con Sedatu para que esta iniciativa se puede llevar acabo”, dijo Díaz Infante.
Actualmente, la manera en la que se contratan los créditos hipotecarios con la banca es con la existencia de un ahorro previo que permite solicitar financiamiento de entre 70 y 80% del monto total, en una edad de entre 35 y 42 años, en promedio.
Pero debido a los bajos niveles de ingreso, para gran parte de la población no es posible adquirir un crédito bancario. Por ejemplo, en la Ciudad de México, gran parte de los trabajadores no tiene los recursos para comprar una vivienda en la demarcación.
Como sociedad debemos empujar esquemas novedosos para ver cómo evitamos efectos como la gentrificación, cómo logramos que tengamos densidades habitacionales diferenciadas para que los trabajadores no tengan este problema de la gentrificación, que se premie vivienda adecuada para la base de la pirámide
dijo Díaz Infante.
En el IMSS, 36.37% de los empleados registrados tienen remuneraciones que van de los 3,134.74 a los 5,137 pesos, lo que afecta sus prestaciones sociales como el fondo a la vivienda. En este sentido, destacan las malas prácticas de outsourcing de algunas empresas, como registrar a sus empleados con un menor salario del que en verdad reciben.
De acuerdo con datos de la plataforma inmobiliaria Tu Cantón, de los clientes que atienden, únicamente 5% compra en la Ciudad de México, el resto en el área metropolitana, y la principal restricción son sus ingresos, por lo que la mayoría compra en Estado de México y después en Hidalgo.
Con información de Carmen Luna.