El presidente Andrés Manuel López Obrador inauguró los trabajos de construcción del tercer tramo del Tren Maya, uno de los proyecto insignia del sexenio, durante el evento llamó a las empresas constructoras a cambiar de actitud.

Tiene que haber un cambio en la actitud de las empresa de la construcción, que se acabe el influyentismo en la entrega de las obras, que no haya sobornos, que no haya moches, que no haya corrupción, que podamos tener una relación transparente entre las empresas y el gobierno,

dijo el presidente durante el evento.

Destacó que el día previo, durante la inauguración del tramo cuatro que le asignaron directamente a ICA, solicitó a las firmas a entregar los proyectos en tiempo, respetando el presupuesto asignado, recomendaciones que hizo también a grupo Indi encabezado Manuel Muñoz Cano, ganadores del tramo que se inauguró.

Conozco a Manuel desde hace cerca de 20 años porque con ellos comenzamos la construcción del segundo piso de Ciudad de México, por eso puedo dirigirme a él para pedirle que se conduzca con responsabilidad. Ayer hice lo mismo a ICA, fue un exhorto para que se cumpla en tiempo y en presupuesto, que se haga bien la obra, que no se incremente el costo y que sea al precio convenidos y que se entregue tiempo y si es posible antes,

dijo el presidente.

Agregó que además de la supervisión de las obras, el empresario Daniel Chávez Morán será un supervisor “honorario” del proyecto y se reunirá con él periódicamente para ver avances del proyecto.

En tiempo para la reactivación

Pese a que el semáforo epidemiológico continua en rojo a nivel nacional, incluyendo los estados en los que inició la construcción, el presidente señaló que es un buen momento para iniciar, estiman que el proyecto generará alrededor de 80,000 empleos directos en una zona de alta marginación del país.

“En buen momento se va iniciar en este proyecto, que debido a la pandemia del coronavirus se requiere reactivar la economía y la mejor manera de hacerlo pronto está en la industria de la construcción que tiene un efecto multiplicador”.

Durante la conferencia de prensa matutina de este martes, consideró que el país “ya tocó fondo” en la crisis económica y señaló la recuperación de la moneda mexicana, que cerró la jornada del 1 de junio en 22.07 pesos por dólar, como una de las principales señales.

“Y así hay otros indicadores que señalan que vamos a salir pronto de la crisis; y esta obra, junto con otras, va ayudar a acelerar la recuperación de la economía y que haya bienestar en nuestro país”.

Dijo que la reactivación debe ser “disciplinada para evitar rebrotes” y llamó a la sociedad a hacer caso de las autoridades de Salud y mantenerse en casa salvo para realizar actividades esenciales.

Continúan las pugnas contra las constructoras y AMLO

El mandatario, así como Rogelio Jimenez Pons, responsable del proyecto amparados en las recomendaciones de ONU Habitat defienden que el proyecto llevará desarrollo a la región pues además de la construcción de la ruta, los municipios involucrados serán beneficiarios de programas como el de Mejoramiento Urbano de la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano.

Asimismo, en la región se han dispersado recursos del Programa Sembrando Vida y defienden que no existe afectación ambiental dado que el proyecto se construye sobre una vía existente desde la presidencia de Lázaro Cárdenas, en la década de los años 40.

Sin embargo, prevalecen dudas sobre el beneficio real del proyecto. En un posicionamiento público lanzado el día de hoy, más de 169 organizaciones civiles señalaron que aún existen cuestionamientos sobre la viabilidad ambiental.

“Estudios concluyen que el Tren Maya propiciará la degradación, deforestación y fragmentación de veintitrés Áreas Naturales Protegidas, entre las cuales se encuentran Áreas Naturales Protegidas de Quintana Roo como Yum Balam, Manglares de Nichupté, Uaymil y las Reservas de la Biosfera de Sian Ka’an y Calakmul, ambas patrimonio de la Humanidad, así como siete Regiones Terrestres Prioritarias, y once Regiones Hidrológicas Prioritarias, a tal grado que podría convertirlas en áreas biológicamente inhóspitas”.

También denunciaron que esta intervención representa “riesgos para la identidad cultural y posible mercantilización de la propia cultura indígena; violación al derecho a la tierra y mecanismos de financiamiento que no favorecen a los propietarios de las parcelas en los polos de desarrollo”.

Además, el impacto ambiental no se reduce a la construcción de la vía, sino que debe considerarse el desgaste que representará una urbanización de la zona con el desarrollo de proyectos turísticos, habitacionales y de traslado de mercancías.

“Se afectarán grandes macizos de selva, manglares y otros humedales, con la consecuente pérdida de servicios ambientales como las recargas al manto freático o su capacidad para capturar dióxido de carbono”, indica la carta.