Gas natural: el ‘talón de Aquiles’ para la refinación de crudo en México
El gas natural es un insumo crucial en la refinación de petróleo. A través de un proceso llamado “reformación”, éste se convierte en hidrógeno, el cual se utiliza en plantas hidrodesulfuradoras para eliminar el azufre de los combustibles, un proceso que permite mejorar la calidad de los productos secundarios y cumplir con estándares cada vez más estrictos.
El problema es que: “No tenemos gas. No hay el suficiente para hacerlo”, señaló un exgerente de refinería de Pemex, quien prefirió no revelar su nombre.
Aunque México figura entre los 10 mayores consumidores de gas natural en el mundo, su nivel de producción está lejos de igualar esa demanda. Esta brecha limita la disponibilidad del insumo para procesos industriales clave, como la desulfuración de productos secundarios en las refinerías.
El ingeniero insiste que esa capacidad limitada en los procesos secundarios, produce una desventaja en la calidad de los hidrocarburos. “Podemos producir hidrocarburos, fraccionarlos del petróleo, pero no podemos eliminar el 100% del azufre que contienen. Esa es la desventaja”, advierte.
Cabe destacar que, México importa cerca del 75% del gas natural que consume, sin embargo, este déficit representa una oportunidad para aumentar la producción nacional.
El problema de la importación de gas natural
Durante el Foro Latinoamericano de Refinación, Petroquímica y Energías de la Transición (LARPET), Manuel Chávez Guerra, director de Proyectos Oil & Gas en Grupo Fénix, mencionó que México solo cuenta con tres puntos principales de importación de gas natural, todos ubicados al sur de los Estados Unidos.
Esto representa una vulnerabilidad para México en caso de interrupciones o emergencias en el suministro, considerando las tensiones comerciales actuales entre ambos países, e incluso, sucesos naturales como el ocurrido con el congelamiento de ductos en Texas.
Además, México enfrenta una clara desventaja en cuanto a capacidad de almacenamiento de gas natural. Actualmente, el país cuenta con apenas 5,000 millones de pies cúbicos (mmpc) de capacidad, lo que equivale a entre dos y cuatro días de consumo, y gran parte de ese almacenamiento ocurre en los propios gasoductos.
En contraste, Estados Unidos dispone de más de 4.2 mmpc, almacenados principalmente en instalaciones subterráneas, lo que le permite cubrir su demanda por más de 100 días en caso de interrupciones. Incluso países de Latinoamérica, como Chile, con una demanda mucho menor, cuentan con almacenamiento para al menos 15 días.
El gas natural en la generación eléctrica
Por su parte, el exgerente de refinería de Pemex, destacó que la dependencia externa hacia el gas natural, afecta no solo la refinación, sino también la generación eléctrica. “En los últimos 10 años, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha duplicado el consumo de gas natural importado”, señaló el experto.
Esto concuerda con la perspectiva de Chávez Guerra, quien aseguró que el gas natural “es el pilar de la matriz energética mexicana, además que respalda la industria, la petroquímica y la producción de fertilizantes”.
En este contexto, se estima que alrededor del 64% de la electricidad en México se genera mediante plantas de ciclo combinado, las cuales dependen directamente del gas natural como fuente principal de energía. Esta alta participación convierte al gas en un insumo estratégico para el sistema eléctrico nacional, sin olvidar su importancia en el Sistema Nacional de Refinación.
Otro reto que enfrenta la refinación: el crudo pesado
El crudo pesado es el tipo de petróleo que predomina en el territorio nacional, resultado directo de las condiciones naturales del subsuelo mexicano. Es este tipo de crudo el que actualmente extrae Pemex, y aunque aún se exporta una parte, su volumen ha disminuido conforme las refinerías nacionales incrementan su capacidad operativa.
Una de las principales tareas en el proceso de refinación es contar con instalaciones capaces de manejar este tipo de petróleo. En ese contexto, la incorporación de coquizadoras representa una solución estratégica, ya que facilita el procesamiento del crudo pesado.
De ahí la importancia de concluir las reconfiguraciones de las refinerías de Tula y Salina Cruz, proyectos clave que permitirán aprovechar de forma eficiente el petróleo disponible y aumentar la producción de combustibles como diésel y gasolina.
Si bien, la naturaleza del crudo mexicano no puede modificarse, existen procesos para mejorarlo, como la elaboración de crudos sintéticos al mezclarse con el crudo natural.
No obstante, “con esto modificamos su proporción natural (…) lo que tenemos que hacer realmente son instalaciones para manejar crudos pesados. En México hay suficientes técnicos como para adecuar las instalaciones y procesar el petróleo que nos dé la naturaleza, ponerle una coquizadora es facilitar el manejo de crudos pesados”, finalizó el entrevistado.
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