Pemex y sus contratos mixtos: “un esfuerzo insuficiente y tardío”, alertan

Pemex y sus contratos mixtos: “un esfuerzo insuficiente y tardío”, alertan

Expertos advierten que la producción de estos contratos sería tan minúscula que no haría una diferencia significativa.

En medio de un panorama crítico, Pemex apuesta nuevamente por los contratos mixtos como una posible tabla de salvación. Sin embargo, los expertos califican esta medida como “un esfuerzo insuficiente y tardío”, en contraste con el discurso oficial que los presenta como el rescate que la petrolera necesita.

Son menos de 30,000 barriles de producción. Una cosa minúscula que no hace una diferencia significativa, si acaso es un poco más de dinero

destaca el especialista en sector energético, Gonzalo Monroy.

De acuerdo con Monroy, incluso en un escenario optimista, estos contratos no generarían ni siquiera 200 millones de dólares, una cifra marginal frente a las necesidades de inversión de la petrolera mexicana. 

A pesar de este panorama, Víctor Rodríguez Padilla, director general de Pemex, señaló hace un par de meses que se están preparando 17 contratos mixtos con socios privados, los cuales permitirían añadir una producción de alrededor de 8,000 barriles diarios en julio, con la expectativa de alcanzar los 66,000 barriles diarios hacia diciembre.

El escepticismo de las empresas

Gonzalo Monroy manifiesta que este supuesto alivio financiero es, en realidad, poco realista. “Dudo que estos contratos vayan a tener siquiera interés”.

Y señala el escepticismo que el tema genera entre grandes empresas internacionales como Shell, Chevron o ExxonMobil, que en su momento participaron en las rondas petroleras, pero que hoy “no están volteando a ver a México”. En tanto que las empresas más pequeñas están enfocadas en las oportunidades que hay en Estados Unidos.

Para muestra un botón: recientemente, Shell Mobility anunció su salida de México, vendiendo su negocio a Iconn. Esta decisión marca un cambio significativo en la presencia de grandes compañías energéticas en el país.

Un modelo que fracasó en el pasado

Los contratos con empresas mexicanas de servicios representan un reto importante, ya que éstas no cuentan con la capacidad tecnológica ni la experiencia necesarias. “Esto nos remite a los fracasos que Pemex ya ha enfrentado anteriormente con este tipo de contratos”, señala.

Casos como los Contratos de Servicios Múltiples (CSM) o los Contratos de Servicios Integrales de Exploración y Extracción (CSIEE) que terminaron generando sobrecostos y resultados operativos muy pobres. 

El especialista explica que, en esos esquemas, a las compañías se les pagaba por cada barril extraído, pero Pemex además les pagaba un anticipo del 15% adicional sobre todos sus costos. Esto incentivó a las empresas a inflar artificialmente sus precios, ya que su ganancia provenía de ahí, mientras que la producción real fue prácticamente nula. 

“Esto que está pasando pinta directo para allá”, advierte. Además, “Pemex va a tener un 40 % del contrato y sin aportar capital”, lo que “difícilmente va a despertar un interés genuino por incrementar la producción”.

La premura: uno de los mayores problemas de Pemex

Uno de los problemas estructurales más mencionados es la insistencia de Pemex en aplicar su lógica tradicional: perforar rápido, llegar a producción lo antes posible y minimizar la inversión. Sin embargo, esta estrategia ha demostrado no ser útil en yacimientos de baja productividad. 

Mientras que en el pasado pozos en campos como Cantarell llegaron a producir hasta 60,000 barriles diarios, hoy muchos pozos apenas alcanzan los 100 barriles. Además, “son pozos que pierden su energía, tienes qué meter una recuperación secundaria que los encarece”. 

Existen, sin embargo, casos puntuales que podrían representar noticias positivas. Uno de ellos es el proyecto Trion, desarrollado con Woodside, que podría llegar a aportar hasta 100,000 barriles diarios entre 2027 y 2028. También hay algunas sinergias con empresas como CME para reactivar campos existentes. 

Perspectivas mixtas

No todas las perspectivas son pesimistas. En un análisis realizado por Ramsés Pech sobre la situación financiera de Pemex, el analista energético refiere que “la única solución viable en el corto plazo serán los contratos mixtos”, ante la falta de recursos y la urgencia de producir más hidrocarburos. 

No obstante, asegura que todo esto “dependerá de qué tan rápido el contrato mixto pueda ser conceptualizado y puesto en operación, ya que los costos que emanen de éste, solo podrán ser recuperados por las partes a través de los ingresos que genere el propio contrato”.

Pech señala que el objetivo es contar con recursos suficientes para pagar a proveedores, incrementar la inversión y así llevar a cabo una mayor cantidad de obras, perforación de pozos e infraestructura. Además, todo esto contribuiría a generar una mayor derrama económica en la región donde opera el contrato y a lograr producciones mayores.

Situación delicada de Pemex igual a menor perforación

El rezago en los pagos de Pemex a sus proveedores continúa siendo un problema serio. Compañías multinacionales como Halliburton, SLB o Baker Hughes han enfrentado retrasos y externado su molestia.

Al respecto, Gonzalo Monroy señala que las grandes empresas cuentan con ingresos provenientes de otras partes del mundo, mientras que las pequeñas nacionales que trabajan exclusivamente para Pemex “son las que están sufriendo las mayores dificultades”.

A esta problemática se suma la falta de liquidez que ha sido el freno en la perforación de nuevos pozos. Entre enero y marzo de 2025 tan solo se perforaron 17 pozos, de los cuales 12 son de desarrollo y cinco exploratorios, lo que representa una reducción de 16 y 8 pozos, respectivamente, en comparación con el mismo periodo de 2024. 

Sin embargo, según el plan de Pemex, durante todo el año deberían perforarse 225 pozos totales (160 de desarrollo y 65 exploratorios), pero hasta ahora solo se ha avanzado en el 8 % de la meta, mientras que ya se ha gastado más del 55 % del presupuesto de inversión.

Todo esto en un contexto en el que la deuda de Pemex supera los 500,000 millones de pesos, y el modelo de negocio centrado en refinación ha absorbido miles de millones sin retorno claro.

Para Monroy, el verdadero respiro consistiría en contener las pérdidas, reducir el énfasis en la refinación y dejar de lado el discurso de la soberanía energética. Advierte que, si no se detienen las pérdidas, no habrá recursos que alcancen.

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