Pese al persistente nerviosismo de la población migrante en Estados Unidos por las deportaciones, la debilidad del peso y desaceleración de la inflación, las remesas mostraron un “dinamismo” que impulsa el poder adquisitivo de las familias mexicanas.
De acuerdo con datos desestacionalizados del Banco de México (Banxico), los ingresos por remesas en México sumaron 5,396 millones de dólares en el primer mes de 2025, dando un aumento anual de 2.1% (tras una caída previa de 6.2%).
A su vez las remesas convertidas en pesos, ascendieron a 110,881 millones de pesos, una cifra 22.7% más que en enero de 2023; es decir, una triple alza de doble dígito consecutiva.
Este aumento se explica por la debilidad de la moneda nacional dentro de dicho periodo de referencia, pues el tipo de cambio promedió 20.55 pesos por dólar, dando una depreciación final del 20.3% (con un acumulado de ocho meses consecutivos depreciándose).
Es decir, las familias mexicanas recibieron más pesos por cada dólar –fortaleciendo el consumo– luego de que estos ingresos se cambian a moneda nacional y se envían a territorio mexicano, principalmente de los Estados Unidos.

Inflación no impacta en poder de compra de las remesas
Las remesas no perdieron poder adquisitivo si se agregan los precios al consumidor, ya que los incrementos significativos de éstos reducen el gasto de los hogares.
Los ingresos por esta vía presentaron un aumento anual de 18.5% con cifras deflactadas; esta variación registró seis meses seguidos con tasas positivas.
Cabe recordar que, según el Índice Nacional de Precios al Consumidor del INEGI, la inflación anual se ubicó en 3.59% en enero pasado, que significó la tasa de crecimiento más baja desde enero de 2021.
Los factores
Para los analistas de Banorte, como consecuencia del posicionamiento del gobierno estadounidense en temas migratorios, los mexicanos que envían remesas a hogares del país probablemente han modificado su comportamiento.
La incertidumbre continuará siendo clave y cubre varios aspectos, entre ellos el temor a perder su empleo o ser deportados; también, que se limiten los canales de envío o que estén sujetos a tasas impositivas –con esta última medida ya propuesta en estados como Florida y Texas
afirman especialistas del grupo financiero.
En este contexto, añaden, cifras oportunas complementadas con declaraciones puntuales en ambos lados de la frontera, muestran dos tendencias encontradas. Al menos para febrero de 2025:
- La primera es enviar menores cantidades, previendo un escenario de debilidad en el empleo, por lo cual se busca fortalecer los ahorros
- La segunda es enviar la mayor cantidad posible al anticipar una posible deportación. Por ejemplo, de acuerdo con Financiera Bienestar, la recepción de remesas en San Cristóbal de la Casas, Chiapas, durante los primeros veinte días de febrero, se ha reducido 40%
En contraste, el Colegio de Contadores Públicos de Tijuana informó que en esa ciudad se ha registrado un aumento en los envíos, reflejando el miedo a la deportación.
Los riesgos
Banco Base, a través de un reporte, señala que para 2025 hay riesgo de un debilitamiento de las remesas, pues podría darse un mayor deterioro del mercado laboral en Estados Unidos.
Al alimón de que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos frene el ciclo de recortes de la tasa de interés y la posibilidad de que la administración de Donald Trump imponga medidas proteccionistas (aranceles) que podrían afectar el crecimiento económico.
También está el proceso de deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados que inició tras la toma de protesta de Trump, que ha ocasionado, además: 1) la repatriación voluntaria de connacionales y 2) el cese de labores por el riesgo de deportación. El deterioro de las remesas podría afectar el crecimiento del consumo en México, pues en 2024 las remesas explicaron 3.5% del PIB de México y 5.1% del consumo privado
se lee en el reporte.
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