La administración de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) llega a su fin este 30 de septiembre de 2024, y aunque su retórica se ha centrado en la búsqueda de la soberanía energética, la verdad se revela a través de los indicadores que ha dejado en su camino.
A lo largo de estos seis años, el discurso estuvo repleto de promesas: la aspiración de transformar radicalmente el sector energético por medio del rescate a las empresas emblemáticas como Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y de garantizar que la energía sea accesible para todos.
El análisis comienza desde diciembre de 2018, el primer mes de su mandato, mientras que, en algunos casos, el corte de comparación de los indicadores se extendien hasta agosto de 2024, en otros hasta 2023, esto porque no hay mayor disponibilidad de información.
El sector petrolero, la base de la soberanía energética
El sexenio de la “Cuarta Transformación” en el sector petrolero tuvo un objetivo: rescatar a Pemex y revertir el rumbo trazado por la reforma energética del priísta Enrique Peña Nieto, que abrió el mercado a empresas privadas y marcó una disminución en la producción de la petrolera mexicana.
López Obrador apostó fuerte por la inyección de capital, la adquisición de la refinería Deer Park en Texas y la ambiciosa construcción de la refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco. Estas acciones se presentaron como el cimiento de una transformación energética, un retorno al control estatal y a la tan anunciada soberanía.
Sin embargo, a pesar de estas inversiones en infraestructura, los resultados en producción pintaron un panorama muy distinto:
La producción de crudo no sólo no se recuperó, sino que registró una caída del 12.58% entre diciembre de 2018 y agosto de 2024, de acuerdo con los documentos financieros de Pemex.
Las cifras de la petrolera mexicana muestran una disminución de 1.7 millones de barriles diarios a apenas 1.4 millones, un retroceso que contradice las expectativas generadas por el gobierno.
Los números del gas natural presentan un escenario igualmente desalentador en un momento en el que se ha advertido que México necesita disminuir su dependencia a las importaciones.
En diciembre de 2018, en el territorio nacional se producían 4,880.60 millones de pies cúbicos diarios (MMPCD), pero en agosto de 2024, esa cifra descendió a 4,533.82 MMPCD, lo que representó una baja del 7.11%.
Lejos de ser el renacimiento prometido, López Obrador no logró revertir la tendencia negativa que ya venía gestándose, y los indicadores “mostraron una incapacidad para transformar de manera efectiva el rumbo de Pemex”, coincidieron grupos financieros como BBVA y calificadoras como Moody´s.
Por su parte, los datos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), el regulador petrolero que desaparecerá en el sexenio de Claudia Sheinbaum Pardo por una iniciativa de reforma de AMLO, reflejan un panorama similar.
La producción de petróleo de Pemex y las petroleras privadas ha descendido, de 1.70 de millones de barriles diarios en diciembre de 2018 a 1.57 millones unidades diarias en agosto de 2024, lo que equivale a una baja del 8.05%.
En términos de gas, hay una caída del 6.44% en la producción, pasando de 4,857.5 MMPCD a 4,544.9 MMPCD.
¿Cómo le fue al sector eléctrico con AMLO?
El sector eléctrico en la administración de López Obrador muestra un panorama más complejo.
De acuerdo con la Secretaría de Energía, la generación neta de energía eléctrica, en donde se incluye la participación de la de la CFE, mostró un crecimiento del 11.53% entre 2018 y 2023, pasando de 310,685 GWh a 346,504 GWh.
Según el Sistema de Información Energética (SIE), la frecuencia promedio de interrupciones del suministro eléctrico ha disminuido de 0.079 en el cuarto trimestre de 2018 a 0.066 en el segundo trimestre de 2024, lo que representa una reducción del 16.46%.
Por otro lado, el Tiempo Total Promedio de Interrupción por usuario (SAIDI) ha mostrado una caída de 77.88%, pasando de 26.981 minutos en 2018 a apenas 5.969 minutos en 2024.
En cuanto a las líneas de transmisión de la CFE, que son las arterías vitales que transportan la energía, la extensión ha aumentado de 108,017.58 kilómetros en diciembre de 2018 a 111,028.94 kilómetros en julio de 2024, lo que representa un incremento del 2.79%.
Este incremento podría parecer manejable, pero es una señal de que las inversiones en infraestructura eléctrica no están cumpliendo con las expectativas de expansión y mejora que el sector requiere urgentemente, así lo dijo Adrián Garza, vicepresidente y senior credit officer de Moody’s Ratings.
“Uno de los problemas más críticos que enfrenta México es la creciente frecuencia de apagones en el país, un fenómeno que se ha agravado durante los últimos años del gobierno de López Obrador”, señaló a EL CEO.
Estas interrupciones en el suministro eléctrico no solo afectan a la población, sino que también deterioran la percepción internacional sobre la estabilidad energética de México, generando dudas sobre la capacidad de la CFE para operar un sistema eléctrico eficiente y confiable.
Moody’s adviertió que la demanda de energía está creciendo a un ritmo superior al del Producto Interno Bruto (PIB), lo que pone en riesgo la capacidad de inversión de la CFE, cuya infraestructura se encuentra bajo presión para responder a las crecientes necesidades del país y de donde sobresalen las líneas de transmisión.
Las energías limpias con la 4T
A lo largo del sexenio, el discurso oficial promovió el fortalecimiento de la soberanía energética mediante la revitalización de la CFE por medio de una participación mayoritaria de al menos 54%, pero no se tocó la promoción de las energías limpias.
La proporción de generación eléctrica proveniente de fuentes convencionales fósiles sigue siendo alta en el sexenio de AMLO.
En 2018, el 77.5% de la generación eléctrica nacional provenía de combustibles fósiles. Para 2023, esta cifra solo se redujo marginalmente al 75.7%, lo que evidencia un lento avance hacia una transición energética. Mientras que la generación eléctrica limpia en México aumentó 8%.
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