Durante los primeros siete meses del año, la actividad industrial de México mostró un crecimiento de apenas 1.1% anual, teniendo al sector de la construcción como su principal motor.
Sin embargo, la preocupación se centra en el retroceso de registra la manufactura nacional en el periodo de referencia, pues a nivel sectorial, es el que más aporta a la economía mexicana.
El aumento de 1.1% de la producción industrial del país significó, en igual lapso de comparación, el peor resultado desde 2020, año recordado por la pandemia de Covid-19, de acuerdo con datos desestacionalizados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Al inicio del segundo semestre, la actividad industrial mantiene señales de enfriamiento, ante una marcada debilidad en el componente de las manufacturas y moderado crecimiento en la construcción (…) hacia adelante continuará como factor clave los anuncios relevantes de la nueva administración para la continuidad de los proyectos insignia
explicaron analistas de Monex en una nota.
Agregan que en las manufacturas el foco de atención será el impacto que pueda ejercer los menores montos de inversión extranjera en dicho indicador, derivado de la aprobación de reformas internas y, por ende, menor impacto en el nearshoring y en las exportaciones.
Los ascensos en la actividad industrial
De los cuatro sectores industriales, dos mostraron incrementos anuales durante el periodo enero-julio de 2024: construcción (9.3% anual) y generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final (2.5%).
En el primer caso, sus tres componentes mostraron alzas: obras de ingeniería civil (17.0% -tres años al hilo con tasas de doble dígito-), edificación (8.4% -el mejor resultado desde 2021-) y trabajos especializados (3.0%).
Este comportamiento de la construcción deriva de la estabilidad en los insumos del sector, la aceleración del gasto federal en inversión física y la tendencia positiva en la demanda por espacios industriales.
Las bajas
En tanto, las contracciones en los primeros siete meses del año en curso se presentaron en minería, de 2.8%, y en manufactura, de 0.5%. En ambos casos es la primera disminución desde 2020.
En el sector minero, creció el rubro de minería de minerales metálicos y no metálicos, excepto petróleo y gas, con una variación anual 5.6%, mientras las bajas fueron en petróleo y gas (5.3%) y servicios (11.3%), que va de la mano con un menor nivel de producción.
Para las manufacturas, la baja va en sintonía con el desplome de la industria en Estados Unidos. De las 21 industrias manufactureras en México consideradas, 16 exhibieron caídas anuales.
Ausencia de catalizador
Para Banorte, con la ausencia de un motor claro para el segundo semestre el panorama no es alentador, por lo que anticipa una trayectoria negativa en los próximos dos trimestres, con distintos determinantes en juego:
- La debilidad de la industria en Estados Unidos
- Menores precios de los metales básicos por una desaceleración global, en especial en China
- La finalización de las obras de infraestructura a nivel local
- Algunos factores circunstanciales que han provocado volatilidad en distintos rubros
Específicamente, los analistas del grupo financiero detallan que la tendencia de las manufacturas podría ser lateral en el mejor de los casos, aunque los riesgos están sesgados a la baja.
Las señales negativas provienen principalmente de Estados Unidos, con los indicadores oportunos manteniendo debilidad. El PMI manufacturero de S&P Global de agosto permaneció en territorio de contracción, sumándose al ISM manufacturero ya con cinco meses en dicha zona
señalaron los especialistas.
En la construcción, los expertos prevén que continuará resintiendo el fin de las obras de infraestructura del gobierno federal, mientras la edificación de vivienda seguirá un tanto débil en lo que resta del año; también esperan que la edificación de espacios industriales siga brindando soporte en el segundo semestre.
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