Con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, el director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero Oropeza, parece estar consciente de que su tiempo al frente de la petrolera estatal esta llegando a su fin.
En las últimas semanas y días de campaña, Romero Oropeza muestra una notable preocupación por su futuro, en medio del compromiso que hizo con los contratistas y proveedores de Pemex, para que se les paguen los adeudos a más tardar en septiembre.
Este movimiento del directivo es interpretado por especialistas como un esfuerzo por consolidar su gestión y mitigar las críticas hacia su administración, porque se sabe que no es “muy querido” por la candidata oficialista Claudia Sheinbaum.
Se espera que Rogelio Ramírez de la O, actual Secretario de Hacienda y Crédito Público, juegue un papel crucial en la elección del nuevo director de Pemex.
Esta decisión apunta a una estrategia financiera del país, buscando un liderazgo que asegure estabilidad y eficiencia en Pemex, más por los vencimientos de deuda de 2025. Se dice que la actual secretaria de Administración y Finanzas de la Ciudad de México, Luz Elena González Escobar, podría ser una candidata a dirigir la empresa.
El desempeño de Pemex bajo la dirección de Romero Oropeza ha sido por demás controvertido. La empresa ha enfrentado numerosos desafíos, desde la reducción de la producción de petróleo hasta problemas financieros y de corrupción.
Si Ramírez de la O queda al frente del proyecto de nombrar al nuevo director de la petrolera, entonces tendrá una tarea monumental por delante: seleccionar un líder para Pemex que pueda navegar por las turbulentas aguas de la industria petrolera global y, al mismo tiempo, implementar políticas que promuevan la sostenibilidad y la innovación.
Conflicto de interés
Como se sabe la siguiente semana, el 5 de junio para ser más precisos, se realizará una asamblea de tenedores de Terrafina donde uno de los puntos más relevante será la contratación de un despacho de abogados con especialidad fiscal, un asesor financiero y cualquier otro asesor necesario y/o conveniente, reconocidos por la industria, para que analice las seis ofertas que tiene sobre la mesa el fideicomiso inmobiliario y para que posteriormente los tenedores tomen una decisión informada y fundamentada sobre el futuro de sus codiciados parques industriales.
Pero trascendió que en la misma reunión habrá otra solicitud, más bien dicho exigencia. Y es que el despacho Creel, García-Cuéllar, Aiza y Enríquez, que dirige Carlos Aiza, enfrenta un grave conflicto de interés porque si bien asesora a Terrafina también a uno de los postores que busca adueñarse del fideicomiso, y nos referimos a Fibra Prologis.
Así el rimbombante despacho legal ignora, falto de toda ética y secrecía, las buenas prácticas que debe cumplir y el potencial perjuicio que podría provocar a los tenedores de Terrafina por la falta de transparencia y certeza de la decisión que tome el fideicomiso. Además, durante el proceso, han surgido múltiples quejas de otros interesados debido a la opacidad del procedimiento, liderado también por el banco de inversión Goldman Sachs, representado en México por Manuel Camacho.
Esta historia se actualizó a las 8:25 horas, se agrega la información de Conflicto de interés.
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