Durante febrero pasado, mes favorecido por la derrama económica generada en el Día del Amor y la Amistad, el comercio minorista, principal indicador del consumo privado, creció tras tres meses al hilo con retrocesos.
De acuerdo con datos desestacionalizados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), las ventas de los establecimientos al por menor aumentaron 0.39% en el segundo mes de 2024.
Esta alza se dio tras tres meses consecutivos de caídas; sin embargo, el promedio de los últimos seis meses resulta una baja de 0.16%, es decir, el incremento de febrero fue insuficiente para compensar el desempeño negativo del consumo.
La actividad comercial pudo ser favorecido por otras variables: la tasa de desempleo bajó a 2.6%, un mínimo histórico; la inflación al consumidor se desaceleró de 4.88% a 4.40% anual; la confianza del consumidor vio un máximo en cuatro meses (47.2 puntos). Todo ello, más que compensó la pérdida del valor de las remesas en pesos
revela Ve por Más (BX+).
Los giros minoristas
De las 22 ramas económicas del comercio al por menor, 15 mostraron alzas mensuales en febrero, destacando en la cima las ventas por internet (7.75%), mientras la caída más pronunciada fue en los negocios dedicados a perfumería y joyería (8.19%).
Para Banorte, el repunte del comercio minorista también se benefició de la aceleración de los salarios, la expansión estable del crédito al consumo y el adelanto de los pagos de los programas sociales.
Un motor clave para el periodo fue el hecho de que se adelantaran las transferencias gubernamentales para cumplir con las restricciones electorales. Así, entre enero y febrero, algunos hogares receptores recibieron el equivalente a seis meses de recursos en un lapso reducido de tiempo
expone el grupo financiero.
Previsiones en el consumo
BX+ prevé que en la primera mitad del año, el comercio seguirá soportado por los bajos niveles de desempleo y el crecimiento en salarios reales, sumándose, como es usual en cada año electoral, el posible adelanto de más programas de apoyo social en los primeros meses.
Posteriormente, estima un dinamismo algo menos favorable, pues conforme la actividad económica se desacelere, el empleo y la confianza perderán algo de fuerza.
Además, añade que la inflación bajará lentamente, erosionando el poder adquisitivo, mientras que las tasas de interés y el costo del financiamiento descenderán más lentamente a lo previsto.
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