Se espera que para finales de la década cerca de 24 bancos centrales en el mundo, tanto de economías emergentes como avanzadas, tengan monedas digitales en circulación, informó el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés).
Los bancos centrales de todo el mundo han realizado estudios de versiones digitales de sus monedas para uso minorista, con el fin de evitar que los pagos digitales sólo se queden en manos del sector privado en medio de una disminución acelerada de efectivo.
Por otro lado, algunos bancos centrales se encuentran en busca de versiones mayoristas para transacciones entre diferentes instituciones financieras.
La mayoría de las nuevas Monedas Digitales de Bancos Centrales (CBDC) surgirán en el espacio minorista, donde de acuerdo con una encuesta realizada por BIS, 11 instituciones planean unirse a sus pares en las Bahamas, el Caribe Oriental y Nigeria donde ya se manejan monedas digitales.
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Algunos países planean lanzar CBDC
A finales de junio el Banco Nacional Suiso informó que emitirá una CBDC mayorista en el intercambio digital de Suiza, como parte de su programa piloto, mientras que el Banco Central Europeo está trabajando también en un piloto de euros digitales antes de su posible lanzamiento para 2028.
En China, la prueba piloto ha llegado a 260 millones de personas y otras dos grandes economías emergentes como India y Brasil planean lanzar monedas digitales para el próximo año.
El BIS informó en su encuesta que la participación de los bancos centrales en alguna forma de CBDC ha aumentado al 93% y el 60% de los encuestados mencionó que la aparición de monedas estables y otros criptoactivos han acelerado su trabajo.
En los últimos 18 meses han existido turbulencias en el mercado criptográfico, incluido el fracaso de TerraUSD, una moneda sin respaldo; el colapso del intercambio criptográfico FTX y la quiebra de bancos como Silicon Valley Bank y Signature Bank, que han afectado el mercado de la moneda digital.
Casi 40% de los encuestados por BIS indicaron que su banco central u otras instituciones en su jurisdicción realizaron estudios sobre el uso de monedas estables y otros criptoactivos entre sus consumidores o empresas.