Pese a la incertidumbre económica que se respira en México, el desempleo y la informalidad lograron ubicarse en mínimos al cierre del año pasado.
De acuerdo con datos desestacionalizados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), la tasa de desocupación se colocó en 3.01% de la población económicamente activa (PEA) durante diciembre del 2022.
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Si bien es marginalmente superior a la cifra previa (3.00% en noviembre), considerando el cierre de cada año es el menor indicador desde al menos el 2005, periodo que inicia la base estadística actualizada del INEGI.
En sintonía
Este resultado va en sintonía con la disminución de la informalidad en el país, es decir, los nuevos ocupados están encontrando su subsistencia en el mercado formal.
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La tasa de informalidad laboral 1 (TIL1) ascendió a 54.94% de la población ocupada en México, el menor nivel en los últimos 10 meses, aunque si se contabiliza el cierre de cada año, fue la más baja, al igual que la desocupación, desde al menos el 2005.
Esta tasa considera a los vulnerables por la naturaleza de la unidad económica para la que trabajan, cuyo vínculo laboral no es reconocido, a los que se emplean en micronegocios no registrados o en la agricultura de subsistencia y quienes no tienen seguridad social pese a que los negocios están registrados.
Fantasmas de recesión
La mejora del mercado laboral mexicano se empaña con caída de la economía mexicana en el penúltimo mes del año pasado, la cual avivó los fantasmas de la recesión, teniendo a la inflación como el principal obstáculo.
El Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) disminuyó 0.45% a tasa mensual en noviembre del 2022, descenso que, además de representar dos bajas consecutivas, fue el peor resultado en los últimos 15 meses.
El mayor lastre del IGAE corresponde a las actividades terciarias, con 62.0% del PIB mexicano, al presentar un desplome de 0.94%, el más pronunciado en 15 meses.
Esta merma fue producto de la elevada inflación, que al final, resta poder de compra a las familias mexicanas.