Desde la apertura comercial de México, que se intensificó con la entrada en vigor del Tratado de libre Comercio de América del Norte (ahora T-MEC), nuestro país ha disfrutado de su posición geográfica privilegiada, al lado del mercado más grande del mundo.
La red de 14 Tratados de Libre Comercio, los más de 30 distintos Acuerdos de Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) y alrededor de 10 acuerdos comerciales en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) han provocado que México sea uno de los países más abiertos al comercio internacional y un beneficiario relevante del nearshoring en las últimas dos décadas.
El concepto de nearshoring ha cobrado fuerza en los últimos meses, sobre todo a raíz de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, los rompimientos de las cadenas globales de suministro por la pandemia de COVID-19 y el reposicionamiento estratégico que genera la guerra entre Rusia y Ucrania.
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Bloques comerciales
El resultado de ello sería que las empresas estadounidenses salieran de China y buscaran ubicarse en países cercanos y/o “amigos” de Estados Unidos (EU). Para dimensionar los potenciales beneficios de este fenómeno, conviene dimensionar varias ideas.
- Existe una distribución actual de bloques comerciales, y en particular aquellos liderados por EU y por China, que se ha dado desde el 2001 con la entrada en vigor del gigante asiático a la Organización Mundial del Comercio (OMC).
- Los productos involucrados con posibles afectaciones en los flujos de comercio bilateral entre EU y China se están dando en unas cuantas categorías de bienes considerados políticamente sensibles o estratégicamente importantes (semiconductores, baterías eléctricas, farmacéuticos), por la que la mayor parte del comercio continuaría prácticamente sin afectación.
- Cerca del 25% del comercio mundial se realiza entre el bloque comercial liderado por EU y el encabezado por China. Los productos con posible afectación representan como mucho una quinta parte del comercio entre bloques, lo que sugiere que sólo el 5% del comercio mundial está en riesgo.También lee: Fibras van a Bolsa para aprovechar ventajas del nearshoring
- En la medida en que la producción salga de China, es probable que se traslade a centros de fabricación bien establecidos en Estados Unidos. La producción de los productos más especializados se dirigiría a las economías asiáticas alineadas con el país norteamericano. Mientras tanto, una parte de la producción de menor costo podría trasladarse a aliados más cercanos, como México y economías de Europa del Este.
- Por otro lado, China no es la gran fábrica manufacturera del mundo que se describe siempre. Muchos productos fabricados en el gigante asiático se producen a partir de componentes manufacturados en el bloque estadounidense. El ejemplo clásico es el iPhone, que se ensambla en China utilizando chips producidos en Taiwán, pantallas LCD fabricadas en Corea y Japón, antes de ser exportado en su mayoría a los países occidentales.
- Los datos comerciales suelen mostrar el valor de un iPhone importado desde China cuando, en realidad, gran parte del teléfono se produjo en el bloque estadounidense.
Con este contexto, claro que es importante como país estar listo para recibir posibles reacomodos de empresas y contar con los incentivos correctos para atraer dichos flujos de inversión. Sin embargo, dichas condiciones siempre han estado ahí presentes y esta relocalización se ha dado de forma natural a lo largo de los años.
*James Salazar Salinas es subdirector de análisis económico de CI Banco. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor.